Qué regalamos cuando entramos a un concurso.

Sur.

     Estoy trabajando en un cuento que pienso mandar al concurso del Banco Itau, y me da bronca, me da una rabia visceral que se transforma en fuerza destructora, fuerza revolucionaria, fuerza que me da miedo, el tipo de fuerza que llena una molotov.

Los Números.

    El banco Itau tiene 504.000 millones (2011) en activos consolidados, es el Banco Privado más grande de América Latina. Tiene 120.00f0 empleados, más de 3.000 oficinas y 17 millones de clientes.
     Los premios para el concurso son: un premio (todos en dólares) de 2.000, otro de 1.000, tres de 500 y 7 tablets (tablets por todos los cielos, ni siquiera computadoras que sirven para escribir, tablets que solo sirven para entretenimiento), un total de 5.000 dólares.
     Es difícil calcular las horas que me lleva terminar un cuento para un concurso, pero vamos a decir que son unas 30 horas en total, no seguidas por supuesto, entre escritura creativa y corrección.  
     El banco no te paga por entrar al concurso, cosa que tendría que hacer ya que estas consumiendo su marca, y promocionando sus negocios, en la pagina, hablando sobre él con tus amigos, en tu comunidad. El banco se lleva la gloria, ya que es el organizador de un evento cultural y le da dinero al artista. Cuánto gana por hacer este concurso, el número debe ser bastante alto.
     Que pasaría si el banco te diera cien dólares por entrar al concurso. Primero que todo, no entrarían más personas, el que no escribe un cuento gratis no lo va a escribir por cien dólares. Los artistas que trabajan para el mismo serían reconocidos, aunque sea en una parte del costo por su trabajo, supuestamente entrar al concurso es gratis, pero necesitas infraestructura para trabajar, computadora, electricidad, tiempo y necesitas el medio, Internet, nada de eso es gratis, así que para entrar al concurso necesitas invertir. Al banco le costaría unos 20.000 dólares (obviamente depende de cuantas personas entren, me rijo por números actuales, pero cuantos más entren más publicidad, más gana el banco), el 0.000004 de sus activos, nada, y como dije antes, se reconocería el esfuerzo.  
     Veamos un ejemplo para que se entienda el poco respeto que se tiene para el trabajo del artista, socialmente aceptado hasta para los mismos artistas. Digamos que el papel higiénico sale 1 dólar (varía, pero con la recolección de varios datos este parece ser un buen numero) el rollo en Latinoamérica, el Banco Itau con más de 3.000 oficinas, digamos que necesitan, por la cantidad de visitas que tienen unos 10 rollos por día (que me parece bajo) eso quiere decir que gastan 30.000 dólares diarios en papel higiénico, en premios para los artistas del concurso literario proporcionan un sexto de lo que gastan diariamente en papel higiénico.

El Problema.

     El banco no tiene que darle dinero a nadie, es su decisión en que se gasta su plata, lo que me molesta de toda la situación, es el poder que entregamos los artistas de manera gratuita. Estoy seguro de que todos los analistas y todos los publicistas de los 120.000 empleados que tiene el banco, más servicios terciarizados, ninguna de esas personas le trabaja gratis. Por qué si lo hacemos los artistas. Por qué estamos reducidos al margen de la sociedad dónde solo se nos reconoce si ganamos, si logramos salir vivos de la carnicería, y por qué no tenemos la fuerza y la visión de controlar nosotros el poder que generamos en vez de regalarlo. El gran poder del arte es crear una visión nueva, una mirada diferente, expresar la verdad interna, el poder que genera abrir una nueva puerta es infinito, por qué lo regalamos. Por qué tomamos este menos precio hacia al trabajo del artista de una manera tan ligera, y no solo eso, sino que participamos del mismo, colaboramos, somos la pieza fundamental. Todas las personas que han trabajado en sus cuentos, todas las horas que le han dedicado, todo para que un par sean reconocidos, y nunca con un criterio publico para que de ultima los “perdedores” utilicen la crítica para seguir trabajando.   
     En estos días he pensado mucho en mi trabajo, en las horas que le he dedicado a la escritura (que siempre pueden ser más porque nunca son suficiente) y a la lectura, en la energía que he gastado en intentar traducir para los otros las ideas, sentimientos e imágenes que vivo e imagino, y mientras me siento una vez más, a crear algo de la nada, a trabajar en una historia, a formarla, a corregirla y adaptarla, no puedo más que sentir bronca, de que ese trabajo va a terminar con otros dos mil, en una carpeta digital rogando que alguien me tire una migaja y diga, si el tuyo es mejor que el otro, el tuyo merece esta miseria, alégrate! infla tu ego y navega en internet, o comprate algo de ropa, si eres el mejor de todos, te alcanza para una motito china. 

Conclusión.

     Yo sigo publicando en mi blog, sigo con mis libros editados a pulmón, que por muchos errores y fallas que tengan, son míos, son una expresión de mí existir, han nacido de una necesidad imperiosa de hacer algo, y mucho me han costado. No voy a ser un número más en un universo infinito de indiferencia, en el que entrar aparentemente no cuesta nada, pero al entrar se pierde mucho. 
     Me soy a fiel a mi mismo y la bronca desaparece.

2 comentarios:

Héctor Baptista dijo...

http://vimeo.com/91088410

Osvaldo, el Turco dijo...

El grabador Edgardo Vigo decía que los concursos deberían hacerse por invitación y al que invitaban no podía volver a participar, cada uno tendría una cantidad de dinero, igual para todos y todos presentarían los trabajos y tendrían el honor de ganar simplemente por haber participado y todos tendrían una porción del premio, porque el arte no se puede decir que uno es mejor que otro. Es arte y es subjetivo.

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