C.E.O. III

Una esquina transitada con muchos autos, todos detenidos porque el rojo así lo dice. Caín extiende su brazo derecho a cada conductor y lo que queda del izquierdo al cielo, un auto muy lujoso baja la ventanilla y una mano generosa le entrega una moneda, el auto vale unos miles de dólares el conductor millones, es Diego Leeros que va en camino al restaurante español que tanto le gusta por que tienen el jamón importado y el pulpo portugués, de Portugal, ahí lo espera su esposa, esta después de mucho pensarlo y ya segura de lo que quiere para su futuro, le va a pedir el divorcio.
Cuando Leeros llega el valet lo reconoce y es especialmente educado, también al entrar le indican rápidamente donde esta su esposa y cuando se sienta no tardan en preguntarle lo que desea tomar, el responde lo de siempre y en pocos minutos le traen el whiskey mas caro con hielo y un toque de soda, ya esta con su trago, frente a su mujer y listo para empezar lo que el cree va a ser una pequeña negociación.
Ella esta vestida con un vestido simple, blanco con flores amarillas y una que otra verde, tiene puesta una chaqueta de Jean y zapatos blancos, cómodos. Esta tomando una copa de vino blanco, casi amarillo, francés chablis. Ella habla primero:
- Tomando tanto desde el almuerzo. Diego ya pedía el segundo.
-Desde el desayuno. No te ves muy bien, cual es tu misterio?
-No te parece que deberías de por lo menos pretender que te interesas por crear una atmósfera medio agradable, pregúntame por el café, lo que hice esta mañana.
-Vivimos juntos, compartimos cuentas bancarias, salimos de viaje juntos y hasta te compre el bendito café. Lo se todo, no te voy a dar el gusto del teatro.
-Bueno, señor de negocios, se me olvido que usted va siempre al grano. Se calla por unos segundos como meditando sus palabras y lo suelta: Quiero el divorcio.
- Estas jodiendo no?
- No, es enserio. Quiero el divorcio.
-No. Para esta mierda me hiciste venir, me lo podías decir en la casa.
-Los n
-Niños! Si. Puta piensa en ellos. Por que son dos pendeja.
-Cuida tu lenguaje grosero.
-No entiendo. Esto de repente.
-Hay muchos motivos. No podrías empezar a entenderlos. Desde que tengo el café, me doy cuenta de muchas cosas. Es complicado. Quiero hablar contigo desde hace mucho tiempo pero tu nunca estas en casa y si no simplemente no quieres hablar. Mira esto, tuve que hacer una cita para pedirte el divorcio. No me mires así. Anda échate un trago, eso siempre te ayudo.
-Así de repente me vienes con esto. Estas jugando, no puedes hablar enserio, ordenemos, hoy quiero comer carne.
- Esto en enserio, no quiero comer quiero hablar y resolver esto.
- Hay otro cierto.
- No.
- Respondiste muy rápido. Y sí comemos, que tengo hambre y me da la gana.
- Diego, esta vez no tienes el control. Nadie lo tiene. Quiero el divorcio y punto.
- Yo siempre tengo el control.
Diego se para de la mesa con un poco de rudeza y se va al baño. Cuando llega se quita el saco que todavía tenia puesto y lo coloca en un pequeño gancho detrás de la puerta se empieza a lavar las manos y un miedo con toques de tristeza empiezan a invadir su cuerpo, levanta la mirada y se mira en el espejo, tiene la corbata mojada, empieza a llorar.
 De uno de los baños sale Sebastián y lo mira compasivamente y sin ningún tipo de superioridad, tiene puestos un Jean y una camisa verde un poco arrugada, anoche fue una jornada difícil, no pudo dormir y la joven que ahora lo acompaña exigió de su compañía toda la mañana. Diego no aguanta la vergüenza y se empieza limpiar las lágrimas.
            -Animo campeón! Que la cosa no puede ser tan mala. Dice Sebastián ofreciéndole una sonrisa.
Diego lo ve de arriba a bajo y con tono despectivo contesta:
-Disculpe, pero no creo que alguien como usted pueda entender mis problemas.
-Alguien como yo, me parece que tu no entiendes ni los tuyos no los de nadie.  Además, alguien como yo! Los dos estamos comiendo en el mismo restauran pendejo.
Sebastián sale y se encuentra con su amiga, una acompañante muy costosa, paga la cuenta sin sentarse y se van, en la puerta lo espera su auto y el hombre anterior mente mencionado. Sebastián a la mujer:
-Mi vida te vas en taxi.
-Por?
-Tengo que trabajar.
-Bueno gracias por la comida.
Le da dinero y un gran beso. Sebastián al hombre:
- Listo?
- Si jefe, lo tenemos. Lo están cuidando los hermanos Gutiérrez.

- Muy bien vamos.

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