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El miedo.

Las tres herramientas principales del sistema para la distribución del miedo son:

  • La construcción del tiempo, que genera un plano de límites.

  • La semilla de los celos, que se ramifica en carencias y da frutos de violencia.

  • El yugo de la vanidad (O su otro nombre el orgullo), que genera un peso innecesario que restringe el movimiento.

Agradecer.


     El egoísmo es eso de ti que te dice, “no es suficiente”, cuando quieres agradecer algo.
     En el agradecimiento hay una plenitud, una satisfacción que se expresa abiertamente, un reconocimiento de lo otro y lo importante que puede llegar a ser en tu vida. El agradecimiento te mantiene pleno y conectado con tus circunstancias, y te mantiene anclado al presente ya que requiere atención, por lo tanto te permite conocerte y aceptar lo que está pasando. 
     El egoísmo es eso que te impide realizarte, lograr la plenitud, establecer la conexión, y lo hace a través de esa distracción, tan simple, un "no es suficiente". Este no es suficiente al mismo tiempo es alimentado por la sociedad con un mereces más, necesitas más, lo que tienes no te alcanza. Pero estar satisfecho y buscar cosas nuevas no son conceptos antagónicos. En esta nueva era nos separamos del blanco y negro y reconciliamos las paradojas, las comprendemos. Estoy bien, gracias, y estoy listo para más y mejor.

Emuná.

Lectura de los tres principios de la Fe:

1) Todo proviene de una única fuente, que lo incluye todo. Lo que fue, lo que será, lo que es.
2) Todo lo que pasa, pasa por la división de esa fuente, como la fuente incluye todo, la división es aparente, y tiene un propósito. Tiene un propósito porque si está incluido en un todo tiene un lugar y un tiempo determinado, todo lo que tenga un lugar y un tiempo determinado está unido a otras cosas, si todo está unido, todo tiene un propósito, tiene una función, es necesario.
3) Como experimentador tengo que encontrar el propósito. Parto de que lo único claro que tengo es que puedo experimentar, por lo tanto debo experimentar, y mi propósito es hacerlo. Tengo que descubrir el por qué.

Jung y Mad Men.




Este es el final de Mad Men. Cuando Jung y Whilem trabajaban el libros como "El secreto de la flor de Oro " o la traducción del "I ching", ambos notaron el enorme problema que podía ser para las psiques de occidente copiar métodos y maneras de oriente. Jung advertía que lejos de curar o sanar aquellos comportamientos que nos dañan el yoga y la meditación podrían potenciarlos o esconderlos, ya que nos harían sentir cómodos con ellos, aprenderíamos a vivir con ellos, en vez de lidiarlos y enfrentarlos. Precisamente son eso, técnicas de relajación y convivencia con el medio que nos rodea. Ellos entendían que eran métodos para lugares sanos, con comunidades que los desarrollaron a través de años en sistema no capitalistas, y con características sociales específicas. Veían que un ejecutivo estresado por tener que tomar decisiones que arruinan el planeta podría tomar una hora de yoga al día, y en vez de cambiar sus desiciones, tendría ahora la mente clara para hacer que sus decisiones fueran todavía más efectivas. Un general en guerra con la meditación podría derrotar más fácil a su enemigo, no conseguir hacer la paz con él.
Un ejemplo concreto fuera de la ficción lo vemos en el comediante Jerry Seinfeld, que decía que la única manera con la que podía llevar a cabo, lo que es probablemente el mejor show televisivo de la historia, era gracias a las meditaciones que hacía durante el día, así la meditación no cambiaba la actividad que realizaba lo mejoraba en ella. Otro es Steve Jobs, que meditaba y se alimentaba con comida orgánica, y sin embargo el iphone generaba trabajo esclavo.
Lo único que genera un cambio es un deseo profundo y honesto de cambiar, acompañado de una renuncia absoluta al modelo conocido, el resto son solo herramientas.



¿Por qué amarse a uno mismo es indispensable para amar a los demás?

Porque el amor es claridad, algo que no tiene segundas intenciones, intereses o agendas.
Cuanta más claridad hay, más amor se puede dar.
Para ser claro hay que confiar, para confiar no hay que tener miedo.
Quien tiene miedo no puede amar.
No puedes ser claro con los demás si no te conoces.
Cuanto más te conoces, más claro puedes ser.
Conocerte significa confiar en ti mismo.
Para confiar en ti mismo, no puedes tenerte miedo.
Para no tenerte miedo, te tienes que amar.
Cuanto más te amas, más claridad consigues. 
Todo es un camino de ida y vuelta.
Transitas la ida para darlo de vuelta.
Dejas de tenerte miedo y empiezas a amarte, te empiezas a conocer, eres claro contigo mismo, te amas para dar amor, que es claridad, demostrado con confianza, gracias a la ausencia de miedo.

Suero para mi.

(publicado originalmente: lunes, 1 de marzo de 2010)

Estoy en la calle, en el piso mis libros, puesta mi remera de “No a la minería contaminante” y mi mameluco naranja, molesto a todo el que puedo, tengo que vender libros, Filosofía Momento sale por cinco p, Suero esta en promo a veinte y te regalo Filo, una ganga, ya tarde a la noche, después de unas seis horas, me siento a descansar un rato, se acerca una pareja con su hija, toman un libro, les pregunto si les gusta leer e intento la venta, la chica dice que si y empieza a leer Suero, termina el primer párrafo y se ríe, lo lee en voz alta, “Comisaría 30, Chacras de Coria, Lujan de Cuyo, Mendoza. En la celda inferior esperan sentados en el suelo, agradablemente fresco después de un caluroso día de verano, un estado unidense un peruano y un español. Están presos por violar la ley 14.346, articulo 3, sección 8 del código penal argentino. El Peruano acaricia algo en su bolsillo.” el hombre también ríe, la mujer me pregunta cuantas veces estuve adentro, nunca le digo, yo estuve ahí tres veces contesta, el hombre me pregunta que cuantas veces estuve preso, le digo que ninguna, él me dice que él mucho más de tres, veo sus tatuajes, no tienen la calidad de los míos hechos en un Shopping, la mujer dice que ella escribe, por el momento lo más lindo que ha hecho fueron unos “versos” cuando nació su hija. No les alcanza para comprarme un libro, se los regalo, pensando, que buenos escritores serian todos los que no escriben, que diferencia tan grande entre el que cuenta y el que inventa.

Pienso en mi.


No son dos los que hablan, soy yo que me digo, y soy yo quién acepta. Cómo puede ser esto. Cual es el desdoblamiento macabro que ocurre dentro mío. Cómo hay dos en el lugar en el que solo puede haber uno. Son todos dos, cómo serán los otros. Sé que hay dos, no sé quién de los dos es quién, y peor aún, no sé cual de los dos soy yo. Esta batalla es horrible, y solo recientemente pude encontrar manera de identificar uno de mis yo, y es que uno es ofensivo y productivo, el otro yo sufre esto, y así reconozco uno del otro, porque lo reconozco en el sufrimiento, la característica productiva de mi yo ofensivo no le permite la reflexión, por lo tanto no hay sentimientos. Lo que ocurre es que ese yo, el productivo, con el aliento adecuado por parte de la realidad, baja la guardia, y ahí en la falta de productividad se encuentra en control el yo reflexivo que detiene por completo al yo activo, porque su carácter estacionario no le permite generar nada, pero en la reflexión se recuerda de las cosas que hizo el yo ofensivo y se siente mal, y así hasta que este sentirse mal deja un espacio en el que el yo ofensivo logra generar algo, lo que sea y toma el control. Así todos mis días. A veces uno de los dos yo logra control por un largo periodo de tiempo, en una de esa veces el yo ofensivo escribió una novela, en otra el reflexivo me hizo leer a Perec. Estas personalidades exceden lo literario, el ofensivo me hizo adicto a la entraña jugosa y al vino de damajuana, el pasivo perdió diez kilos y aprendió a surfar. Esta batalla algún día tiene que terminar, no lo ha hecho hasta el momento, porque aquello que alienta el cambio, aquello que no deja que resurja un yo sin conflicto, es el miedo. Pero el miedo es escurridizo, es tramposo, es mágico, se esconde tras capas, todas diferentes, que mutan, como el miedo mismo, por eso para atacar al miedo hay que ser un estratega, un matemático más que un lingüista, y tener por supuesto espacio para la improvisación, para la poesía, el principio de incertidumbre de toda ecuación real. Mientras escribo esto no sé cual de mis dos yo está en control, algo de mí me dice que el reflexivo puede estar mutando y convirtiéndose en un hacedor de reflexión, pero el hacedor no es de fiar, puede hacerte creer cualquier cosa con tal de estar haciendo.   

El Águila.

- Y El Águila?
- El Águila de la costa vive en conflicto; su instinto de sol y distancia, le hace ver el mar como un reto, pero su sabiduría milimétrica le impide emprender una batalla que sabe perdida. El Águila de la montaña vive centrada y en balance; su condición le permite acceder a cualquier distancia propuesta.  

Hoy


     Se me pasó el despertador, a mi mujer también. Empezamos los mates con una hora de retraso, tranquilos igual, yo anoche escribí bastante así que no me hago problemas, ella todavía tiene un par de horas para ir al trabajo. Ninguno se hace problemas. Pongo a calentar el agua mientras arreglo un par de cosas y enciendo la computadora. Queda budín del que hicimos anoche. Mate, budín, casero, noticias. El mar está negro. El cielo gris. Internet dice que va llover; yo hoy afuera tengo que correr y tengo que buscar leña. Estoy sin leña. Para hoy tengo. Salgo a correr primero, después busco leña. Nunca me gustó correr, lo mío siempre fue el agua y saltar la cuerda, mucha bici también. Pero tengo un amigo al que le va bien en la vida, y el corre, y no ha más que recomendármelo, cedí. Hay que ceder. Mi perra siempre conmigo, marca el paso. Camino de tierra, acacias florecidas. De ida voy viendo el monte, los pájaros, los árboles, de vuelta el mar, hoy negro. El cielo sigue amenazante. Hago siete kilómetros, tranquilo porque tengo que guardar energía para la leña, mi perra entiende, me acompaña siempre. Vuelvo a casa, me pongo el sobretodo, agarro el carro, el hacha. Al monte. Decido explorar un nuevo lugar. Mi perra siempre a mi lado. Encuentro un rastro de ramitas, lo sigo, alguien ha estado sacando árboles grandes, las ramas medianas quedan atrás, para mí que ando sin motosierra, es perfecto. Hacho. Recolecto. Acomodo en el carro. Repito. De pronto, hacia la ruta, escucho a mi perra llorar, suelto al hacha y voy corriendo, grito su nombre, no viene, la escucho quejarse de nuevo, la llamo de nuevo, nada. Llego a la ruta, viene corriendo hacia mi, un vecino pasó con sus perros y se agarraron un poco, me explica el paisano, la reviso, está bien. El hombre se hace responsable "esta la agarró fuerte, pero estaban jugando", contesto, "no hay problema", el vecino quiere dejar en claro que nada ha pasado, y pregunta, "monteando?", acepto y contesto, "monteando, leña siempre falta y todavía queda frio", contesta, "queda si , queda ", y termina de sellar la fraternidad, "este monte es bueno, mucho para sacar ahí, no agarre del eucalipto de allí que no enciende, no es de la variedad de aquella, que si enciende", vuelvo al trabajo, "gracias, que tenga buen día, nos vemos a la vuelta", y el se despide, "nos vemos". Vuelvo a casa con el carro lleno, me doy un baño caliente, apronto el mate, me armo un cigarro de marihuana y escribo esto, mientras espero que mis amigos de Alemania lleguen de Brasil.  

Todo es centro al infinito.

Todo es centro,
y dentro de ese centro,
hay centros,
y todo disemina
líneas de energía,
y si las líneas entre varios centros
son armoniosas
y fluidas,
lo que pasa es bello,
y si
son agresivas
y violentas,
lo que pasa es doloroso.
Y así los átomos
a las células
y las células
a los órganos
y los órganos
a mi cuerpo
y mi cuerpo
al infinito.

J.C. y el Yo II

J.C. y el Yo

     La religión se basa en una triada, el padre el hijo y el espíritu santo. El tiempo doble en la persona que está, en la descendencia y la continuación de la regla establecida y en un misterio que es la existencia misma.   La religión es el sistema perfecto en miniatura, jerárquico, político, con el poder centralizado, estéticamente atrayente, y generador de su propia teoría.
     Todos los pequeños cosmos que rodean la academia siguen el mismo patrón. El arte, las ciencias, el deporte. Con las mismas reglas se crean nichos, que se multiplican dentro de si mismos en el infinito y corren paralelos, de vez en cuando surge una herramienta que crea un salto dentro de los mismos, modificando la manera en que se trabaja dentro de ellos (la tv, el internet) pero manteniendo las reglas específicas de los mismos, principalmente dos: el sistema se tiene que auto-sustentar (Generar dinero por si mismo), y para entrar en el mismo necesitas la aprobación de alguien ya adentro. Puedes escribir un libro sobre futbol, puedes publicar un libro sobre tu experiencia en el futbol, pero los dos mundos nunca se van a unir, el producto tiene que pertenecer a un mundo o a otro.
     Este ordenamiento hace que los productores, o hacedores, parezcan olvidarse por completo de su situación dentro del sistema, por algún motivo una vez que entran en la rueda parecen olvidarse de su condición y pasan rápidamente a ocupar el puesto que le es asignado. El hacedor pierde su noción de yo y lo reemplaza por el yo que le han otorgado. De ahí que se ofenda por su producto, de ahí, que se crea especial, de ahí que todo cambio que intente realizar dentro de su sistema es inútil. Los sistemas funcionan como ciclos, los ciclos solo se rompen si una de las partes deja de funcionar por completo, el hacedor que quiera provocar un cambio real en su ciclo tiene que destruirlo, y para a hacerlo tiene que destruir eso que lo hace tal, tiene que dejar de ser, y como ha reemplazado su yo por el yo que el sistema le entregó, se tiene que destruir a si mismo.
     Cuando el arte incurre en el yo, se cuestiona el papel del hacedor, no solo en su ubicación con respecto a su producto, sino al producto con respecto a su sistema y a los sistemas que lo rodean y tocan o hasta comparten las mismas formulas, los mismos lenguajes. Para entenderlo con un ejemplo, si yo invento un motor que funciona con aire, no solo voy a influenciar a la industria automotriz, voy a influenciar a toda industria que use un motor. Cuando el artista, utilizando un lenguaje particular, digamos un escritor las palabras, intenta cuestionar su lugar en su sistema, su trabajo se va a extender a todas las áreas que utilicen palabras, ya que si los sistemas se prestan herramientas, también son dañados por las mismas armas.
     Entonces tenemos, un control del presente del pasado y del futuro, por medio de la herencia, principalmente cultural, y un elemento místico poderoso generador (Dios, la musa, el publico), que al final tiene la última palabra, pero que como no puede ser cuestionado es menester de las autoridades (que tienen el control y por lo tanto la razón ya que el conocimiento es autogenerado) decir que puede estar dentro del sistema y que es aceptable. Este microcosmos se repite en cualquier organización, diarios, colegios (prácticamente toda institución educativa) empresas, etc.
     Cuando el arte juega con el yo, pone todo este sistema en cuestionamiento. Ya que plantea que arte es lo que se está haciendo, y no el resultado. Hoy en día conseguir un resultado, en cualquier ámbito, es muy fácil, la cantidad de profesionales, a precios relativamente bajos que pueden hacer cualquier cosa, es apabullante, no hay campo fuera del alcance del hombre común, llevar a cabo una idea es extremadamente sencillo, y no requiere de gran capital, al menos claro que tu idea sea extraer petróleo del polo. Que dice la incursión del yo, yo como artista estoy haciendo este producto, y eso es lo importante, es tan importante, que de eso va a tratar mi producto, y al hacerlo cuestiona toda la cadena. Cual es el conocimiento entonces que guardan las autoridades? Por qué me importa el tiempo si lo importante es lo que estoy haciendo? de que me vale la evaluación? La evaluación tendría que valer para hacer mejor, para afinar el producto, para ayudar al artista, no para colocarlo en un lugar, una ves que una evaluación o una crítica te coloca en un lugar, la esencia misma del producto queda comprometida, si arte es lo que estoy haciendo,  algo suspendido en el tiempo y puesto en un lugar, es algo muerto, ha perdido su esencia, ya no es porque no está haciendo. Y esa es la fuerza y la grandeza de las grandes obras artísticas, que siguen haciendo y generando, más allá del artista mismo, y más allá de los obstáculos que se le pongan en el camino. 

J.C. y el Yo.

     Todo se escribe a partir del yo. No importa dónde nazca el texto, cualquier texto, incluidos textos periodísticos e históricos, escribir es un proceso centrado en el escritor.
     La objetividad es una serie de elecciones, de parámetros, limitaciones, para juzgar determinada acción, historia o trabajo artístico.
     En los últimos tiempos en la literatura y el cine con mayor asiduidad (porque no es nada nuevo) se potencia la figura del yo por medio de la inclusión del personaje/autor en la obra, esto no es más que una herramienta que funciona.
     Funciona porque blanquea algo que ha estado presente ( y define) desde el principio del arte o la expresión, la obra artística es la traducción que el artista hace de la realidad, esta herramienta crea una comodidad entre el producto y el espectador, crea la ilusión de acercamiento.
Este yo juega con la noción, bastante acertada, de que todo pasado es ficción.
     Esta inclusión desafía todos los géneros, porque pone de manifiesto que la persona que produce está primero. La historia, el periodismo, hasta la autoayuda, se mira en este espejo y lo único que puede hacer es cuestionar la información que presenta, ya que lo verdadero, queda de manifiesto como falso, verdad es solo lo que pasa. Todo lo que se cuenta pasa a hacer información procesada.         Cuando Javier Cercas habla de Bolaño, no es Bolaño, es un recuerdo, que es el recuerdo de un recuerdo, que tiene Cercas de Bolaño, todo pasado es una ficción, ya que la mayoría del caudal de información que tiene el presente se pierde, una verdad parcial no es una verdad.
     La realidad tiene información ilimitada, sabemos que nuestros sentidos absorben caudales ilimitados de información (porque se genera constantemente),  está información es procesada y organizada por el cerebro siguiendo los parámetros del lenguaje, la educación y la cultura. Yo no vivo en la naturaleza, yo vivo en una construcción sobre la naturaleza.  
     En el film JCVD (Jean Claude Van Damme) producido por el mismo Van Damme, el actor actúa de sí mismo. Es un film de acción, como todos los que hace, pero a  través de esta herramienta del yo, se permite escenas, profundas y sentimentales, que no tienen cabida en sus otros films, por la dureza y rigidez que presenta una trama inventada, que precisamente por ser inventada es dura, porque contiene menos información. Al utilizar la herramienta del yo, la rigidez se pierde en la teoría, no tiene cabida porque dice esto es la realidad, todo vale. En la realidad la imaginación tiene todo lo que necesita, en la ficción la pobreza de información no permite ciertos caminos, hay que elegir y seguir una línea.
     Si alineamos a cincuenta saxofonistas de jazz, y le damos a cada uno el mismo instrumento, digamos un Mark VI con boquilla Runyon S.R. y una caña Vandorem 2 (utilizo esto porque es la combinación de mis sueño es lo que conozco, escribo a partir de mi e intento atraerte a mi mundo), y haces que cada uno toque la misma partitura, digamos Summertime, con la consigna de que tienen que seguir textual la partitura, todas van a sonar un poco diferente. Si te alejas de la rigidez y les das libertad a partir de otra consigna que la partitura sea solo una herramienta, no solo potencias la personalidad, sino que abres nuevos caminos, “My Favorite Things” de John Coltrane está muy lejos de ser el de Hammertein y Rodgers y en nada se parece al de Bjork. 
     El artista está en su derecho de utilizar todas las herramientas que estén a su alcance para llevar a cabo su traducción, tiene que presentar al mundo, en un idioma particular, algo que propio o no, está en su interior, con la inmensidad que esto representa. Tarea tan difícil y ardua no puede ser juzgada con nimiedades, generalizaciones o modas.
     Esta incursión del yo está muy lejos de estar fuera del mercado o “pasada de moda” (termino absolutamente ridículo cuando se habla de arte ya que cada artista es un mundo y nunca puede estar pasado de moda frente a si mismo) o de ser un recurso acabado, al contrario. Los artistas cada vez comparten con mayor rapidez y con mayor cantidad de información sobre si mismos su trabajo. Dentro de muy poco el artista va a poder compartir muchísima información en su obra, olor, color, sensación térmica, etc., esto va a disminuir el proceso de traducción y va a aumentar la experimentación de la obra artística, va a ser algo más “cercano” a la realidad. La literatura y el cine arman a partir del tiempo, una situación es desglosada, editada y presentada fuera del tiempo, acá se pierde y se agrega información, creando ficción, una mentira, las mentiras son rígidas, si la disfrazas de realidad agregas espacio.
     Lo que la audiencia va a sentir cuando el artista lo lleve a su mundo es imposible de imaginar, pero esta leve incursión en la que el protagonista es el hacedor no hace más que pavimentar el camino hacia esa sensación.
     James Cameron en Avatar empieza a prepara la psique de los consumidores. Psique que no estaba preparada hace quince años cuando Disney y las redes de Arcade en U.S.A. instalaron juegos de realidad virtual en sus locales, fracaso total, era necesario un acercamiento más pausado y ordenado.


Leña.

     Hablar de leña y no ponerse romántico es imposible. Junto con la recolección de frutos, debe ser la actividad más primitiva del hombre, en toda probabilidad fue la actividad causante de la primer herramienta. Utilidad absoluta. Cuando voy a buscar leña, me gusta ir caminando, con un carro, para no usar un vehículo a motor.  Llevo un trozador, y nada más, mi perra me sigue.  Generalmente busco acacias secas, o las ramas grandes que caen de los eucaliptos, muchas veces me alimento de los restos de una depredación más grande, los hombres que venden leña van solo por los troncos gruesos. Es trabajo duro cortar solo con el trozador, los dientes son gruesos, así que son torpes, si la rama está en el árbol es mucho más fácil, uno va seccionando, y la firmeza maximiza la calidad de la aserrada. No estas alejado del hombre, pero si puedes escuchar el ruido del mundo sin maquinas. Pájaros, insectos, se mueven las ramas pequeñas en el suelo, el pasto susurra con una especie escurridiza, te rodea la vida. Tus pensamientos divagan sin perder la atención en la tarea, te mides como hombre, estudias tu pasado, te cuestionas, pero la realidad del momento y la utilidad de lo que haces disipan cualquier existencialismo. El cuestionamiento no existe en lo primitivo. Cuando corto leña soy un salvaje, mis músculos son necesarios, mis debilidades, que están asociadas a otro mundo, al lenguaje, inexistentes. El carro se va llenando, la camisa mojada de sudor, también el cabello, la barba es siempre fresca. Una más. Otra. Son lindos los trozos de madera, es algo pesado, tiene una textura encantadora, firme sin ser dañina, cálida y segura. Juntar la leña para el fuego. Es lo que quiero, prenderle fuego. Me ilumina, me calienta, cocina mis alimentos.  Me detengo un segundo, hace calor, el trabajo es duro, se van cansando los brazos, el carro casi lleno, noventa, cien kilos tal vez. En casa todavía tengo que seccionar, por lo menos a la mitad, la mayoría de los troncos. Me voy. Mi perra siempre cerca. No puedes hablar de leña y no esperar algo romántico,  es imposible pensar en fuego y no volverse un niño, un enamorado.  

El Bar.

     No soy quien para hablar de la relación de el alcohol y las letras, pero si me atrevo a hablar de una tangente del tema, lo literario de un bar.
     Primero hablemos del Bar. No acepto el titulo de Bar en cafés o restaurantes. En un Bar se sirve alcohol y se va a tomar alcohol. Si hay algo para comer es irrelevante, y si ponen música también. Nada más molesto que entrar bajo falsa publicidad a un “bar” y encontrarse a todo el mundo tomando un café y comiendo sanduchitos, algo bastante común y bastante molesto en argentina, que tiran la palabra en un cartel con una facilidad que raya en la ignorancia, que sean mas del vino que del ron, y más de las mezclas que de los años en barrica, no justifica tan liviandad en el uso de la palabra.
     Que el alcohol es malo para el cuerpo y para la conciencia nadie lo duda. En el que es probablemente el mejor stand up de la historia, “Himself” de Bill Cosby, el sketch del borracho nos da una línea que resume el por qué nos entregamos a tal castigo,  “porque me lo merezco, trabajo duro toda la semana, y me merezco la bebida”. El alcohol, por la razón que sea, empieza siendo una recompensa, es una puerta a algo bueno, a algo mejor, que después el conejo blanco se de la vuelta y te muerda una oreja es otra cosa.
     En el Bar, en el de verdad, se cocinan historias. Porque el bar de verdad está lleno de hombres que se merecen estar ahí. Trabajadores, obreros, hombres de oficio, mujeres cansadas, personas derrotadas, derrotas de verdad, derrotas que implican tramas complicadísimas, personajes pintorescos, peligrosos, reales.  Hay hombres que han vivido en la clandestinidad durante las dictaduras, hay ricos que han caído en la miseria, hay historias de cárcel, de estafas, de suerte. Que todas las personas tienen su historia, es un enunciado valido, que las historias de lucha son más entretenidas, también.
     El Bar está cargadísimo de historias, porque nunca salen del Bar. El hombre que ahí las cuenta no sabe contarlas en otro lado, el hombre que las escucha no sabe reproducirlas. En el lugar se dan las condiciones necesarias para que el relato tenga un marco que lo sustente, la camaradería, la liviandad de la lengua, la informalidad, y por sobre todas las cosas la falta de juicio.
     La literatura chorrea por las paredes de los bares porque no hay críticos. A los críticos los cuelgan de los huevos, no son bienvenidos, el que venga a juzgar que tome en el lobby de un Hotel, o que se ponga a tomar vino en un restaurante. En el Bar se está entre iguales, tu historia vale porque es tuya, el estilo se aprecia porque hay sensibilidad, y la excesiva inventiva se castiga con la falta de atención, no tanto por tener poco gusto por los adjetivos, si no más bien por una cosa de confianza, que el que mucho habla poco entiende.
     Tomar y hablar, tomar y escuchar, tener un hombre al lado y saberlo compañero, quien no presta la oreja presta la mano, te consigue trabajo, te charla de su jefe. El que no te cae bien no se te acerca, el que no te habla no te confía, si te vas de copas el cantinero te corta la ronda. Estas tranquilo porque tu mujer, si existe, sabe donde estas y lo sabe inofensivo, tu dinero rinde porque no hay pretensiones. El que no sabe escribir sabe hablar, y la Ilíada primero fue cantada.

     Para terminar voy a contar una anécdota, se me acerca Jorge, el cantinero del 01, para servirme la ultima copa, hemos estado un rato hablando de Chávez y de la abstracción que significa la conciencia y de la queja y su contraparte la aceptación, y me dice, hablando bajito para que nadie escuche, porque me confiesa que no todo el mundo sabe, “yo sé que lo tuyo son los libros y esas cosas, veo que bienes acá tranquilo y sacas tu cuaderno, sabes que a mi me apasiona la lectura, la historia en especial, pero no puedo leer, soy ciego de un ojo y del otro casi no veo”. 
A mi lo que me gusta es estar al sol tomando cerveza
ya me metí en un salón de clases y conté los minutos para salir
ya me senté en una oficina y me controlé para no asesinar a nadie
ya le debo plata al estado
ya rompí con el estado de mi familia
y a mi lo que me gusta es sentarme a ver el mar y tomar cerveza
y no es por vago
(que mi auto me lo arreglo yo, y mi comida en lo posible es cosechada, y si hay que levantar leña la levanto)
es por comprender el inmenso potencial que tienen mis minutos
el sol , la cerveza,
y pensar en las estrellas
en la infinita calidad que me da saberme nada
en cada ola una afirmación
esta no es nada más que la que sigue
y así hasta que no haya agua.
Así que a mi me gusta estar al sol tomando cerveza y
pensar que esta noche salen las estrellas.

Dos preguntas sobre lo malo.

Es raro leer algo malo sobre una obra literaria. Generalmente las críticas que llegan a los medios, son buenas o neutras. Cuando uno se acerca a una editorial o a una publicación literaria, las respuestas son si, no o neutro (silencio). Aunque un si y un no son bastantes elocuentes, nunca sabes si la respuesta se debe a la calidad del trabajo o a cualquier otro motivo, por lo tanto la respuesta es poco útil para el que la recibe. Me preguntaba qué pasa cuando algo es malo, qué pasa también con el silencio. Les pregunté por mail a Damián Ríos, reconocido editor y poeta, actualmente al frente de Blatt y Ríos, y a Juan Terranova, escritor de ficción y arriesgado crítico literario, y esto fue lo que me dijeron: 

Toto: Le dices a los autores cuando los libros que te envían son malos? Ves necesario mencionar lo malo de una obra tanto como lo bueno?

Damián Ríos: Sí, lo hago, pero no siempre. Recibimos 1 o 2 libros por día para leer. No podríamos leer todo y hacer, además, críticas. Es imposible. Si entiendo que hay algo que tiene futuro o lo que sea y en el que puede ser interesante lo que tenga para decirle, lo hago en la medida que puedo. Me mandan muchas cosas que no tienen nada que ver con lo que editamos y entonces es imposible charlar.


Toto: Como crítico literario. Encuentras necesario decir si algo es malo tanto como si algo es bueno? Cómo usas el silencio? No dedicarle palabras a un trabajo es negativo o positivo? "

Juan Terranova: 1. La crítica es evaluar. Si no evalúa y da una conclusión no es crítica. 2. Hoy el silencio se usa de forma crítica. Como hay un tabú general de jugarse y decir que algo es malo o está mal hecho, se ningunea. Yo trato de escribir todo lo que puedo. Esa es mi forma de usar "el silencio": decir. 3. Si te pagan para escribir y no escribís te estás robando el dinero. No está mal, pero es pecado y por tus actos serás juzgado.

Misterio/Secreto. Otra lectura personal.

Misterio. En arameo una raiz DALET ZAIN. Es el movimiento lo que importa, la búsqueda. DALET es la respuesta, es la reacción a un estimulo, y ZAIN es el movimiento, movimiento hacia dónde, si hablamos de algo que nos es oculto y nos hizo reaccionar (DALET) el movimiento (ZAIN) debe ser hacia develar el misterio, hacia el misterio, a resolver la inquietud. Pero en hebreo no existe misterio. En Hebreo es SOD (SAMECH VAV DALET) que es más un secreto, SAMECH entre otras cosas es biología, energía biológica, VAV, entre otras cosas, es el agente fertilizante, es el responsable de generar, y DALET como dijimos antes es una respuesta al estimulo, en este caso vemos como la fuerza de la vida, se ve fertilizada por la respuesta, por el proceso, por lo tanto lo que ahora es un misterio antes era un secreto, la diferencia básicamente entre una palabra y la otra, es que una nos invita a buscar nada más, a revolvernos en la nada y la otra nos dice que la respuesta está en el mundo físico, qué hay que buscarla, pero que está. El secreto es sólido, el secreto se puede compartir, el secreto es información escondida, el misterio nadie sabe. Nos cambiaron la palabra, nos cambiaron todo, teníamos historia, nos dieron mitología.  

Las iglesias usan la palabra misterio para dejarte dando vueltas en la nada. Y si usaran la palabra secreto? 

Almas gemelas.

- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...