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Jung y Mad Men.




Este es el final de Mad Men. Cuando Jung y Whilem trabajaban el libros como "El secreto de la flor de Oro " o la traducción del "I ching", ambos notaron el enorme problema que podía ser para las psiques de occidente copiar métodos y maneras de oriente. Jung advertía que lejos de curar o sanar aquellos comportamientos que nos dañan el yoga y la meditación podrían potenciarlos o esconderlos, ya que nos harían sentir cómodos con ellos, aprenderíamos a vivir con ellos, en vez de lidiarlos y enfrentarlos. Precisamente son eso, técnicas de relajación y convivencia con el medio que nos rodea. Ellos entendían que eran métodos para lugares sanos, con comunidades que los desarrollaron a través de años en sistema no capitalistas, y con características sociales específicas. Veían que un ejecutivo estresado por tener que tomar decisiones que arruinan el planeta podría tomar una hora de yoga al día, y en vez de cambiar sus desiciones, tendría ahora la mente clara para hacer que sus decisiones fueran todavía más efectivas. Un general en guerra con la meditación podría derrotar más fácil a su enemigo, no conseguir hacer la paz con él.
Un ejemplo concreto fuera de la ficción lo vemos en el comediante Jerry Seinfeld, que decía que la única manera con la que podía llevar a cabo, lo que es probablemente el mejor show televisivo de la historia, era gracias a las meditaciones que hacía durante el día, así la meditación no cambiaba la actividad que realizaba lo mejoraba en ella. Otro es Steve Jobs, que meditaba y se alimentaba con comida orgánica, y sin embargo el iphone generaba trabajo esclavo.
Lo único que genera un cambio es un deseo profundo y honesto de cambiar, acompañado de una renuncia absoluta al modelo conocido, el resto son solo herramientas.



Fragmento de Vuelta de campana.

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     "Soñar en ganar no es ganar.
     Miguel Perrineau se estira en la cama doble, disfrutando del 
espacio extra que le otorga la ausencia de su esposa. Seguro que ya se tomó medio termo de mate y tiene el traje de baño puesto bajo el vestido celeste, si me deja, le voy a hacer el amor. Están alejados. Todavía la pretende y desea como el primer día que la tuvo.
     La clara oscuridad deja percibir los objetos sin imponer su presencia. Unos minutos más no importarán, está de vacaciones. Contempla una paja, el pensamiento se desecha por la falta de estímulo.
     Le cuesta abrir los ojos, rastros de sueño que agregan peso a la piel y restan fuerza a la voluntad. Le molesta la remera, fue un error dormir con ella. Estira, sin mucho esfuerzo, los dedos de los pies. Boca abajo con dos almohadas, una sosteniendo la cabeza, otra apresada por el brazo izquierdo. Podría haber estado así por horas si no se hubiera cuestionado, ahora tiene que levantarse; si vas a hacer algo, que sobre, las medidas tienen que estar mal desde el principio, si no, es un agregado.
     Recién se percata de la televisión en el cuarto de al lado. Caricaturas, algunas cosas nunca pasan de moda, una vez intentó hacer algo con un hombre azul asexual preocupado por la ética, comprometido consigo mismo y con el prójimo, no resultó. Qué dificultad que tengo para retener los sueños, es triste. Tantas cosas vividas en el mundo de lo posible, perdidas para siempre, olvidadas, jamás recordadas.
     Los sueños no eran precisamente su guía, aunque sí podían afectar su mañana o hasta su día. Retenía algo de estos, más que imágenes, sensaciones: impotencia, deseo, cariño, miedo, y estas lo acompañaban por varias horas de conciencia. Hoy nada lo condicionaba, un limpio despertar. Pan con mantequilla, tal vez unos huevos revueltos, un buen pedazo de carne. Para él la hora no tiene importancia o relación alguna con las comidas. Esboza una ligera sonrisa felicitándose por no tener hijos, ni siquiera ha pensado en pedir cupo para tener uno.
     Retira la ligera sábana con un pase natural de su mano derecha. Aplausos. Salta de la cama y pone los dos pies, en lo que parece ser un movimiento simultáneo, sobre la tierra. Eso tiene que tener algo de valor. Una simple movida que anule el azar. Podría morir en este instante de diez mil maneras, pero no será por levantarme con el pie izquierdo. Todos los pisos deberían ser frescos y la gente que duerme con medias tendría que ser asesinada. Encarcelada. Encarcelada por un par de años, si no entienden, levemente torturados.
Se viste con unos shorts blancos, una remera ligera color verde y sus zapatos self-adjustables. No tiene ganas de ir al baño y no recuerda haberlo hecho por la noche. Mi meo a des- aparecido, se elevó como vapor, todos los que respiren en esta habitación respirarán mi orina.
     Aprieta un botón y la ventana se aclara enseguida, mostrando el mar y la playa de caracoles. Otra sonrisa por haber escogido esa casa, un poco más de dinero, mucho más lujo, boato estético, visual, mental. Un desperdicio, tal vez, un malgastar de los últimos recursos, quién sabe. Un hombre que se aferra a una última moneda por miedo a la opinión no merece ciertas felicidades. Al volver le ofrecerán de nuevo el mismo empleo, necesitará más fuerzas esta vez para rechazarlo, tendrá que conseguir alguna nueva excusa. No importa, nada importa. Si algo le enseñaron el mar y Vit Dums, es que lo que hace falta son huevos, después, todo caerá en su sitio. Me repito que vivir es suficiente y siempre caigo en los mismos huecos, fuerza, hombre, que esto te lo merecés y, si no, no importa, a violar la vida. Veamos cuánto me dura la valentía.
     Había pasado poco menos de un año sin ver el mar. El mar es suficiente. El mar para mí es suficiente. De a poco, te llena, te desborda y te integra. Dicha.
     Las puertas siempre iguales. Sale del dormitorio y la ve con el traje de baño, unos shorts amarillos y una musculosa, sabe lo que significa, nunca se pone esos shorts para descansar, movimiento, nada de playa, sol y cubalibres, hoy van a la ciudad.
     No se hace problema, le regala el primer día, prefiere sacar esta salida del medio lo antes posible. La ve y agradece porque todavía no lo ha dejado, vuelve al cuarto por otra remera, más pesada, menos de no me importa y más de estoy de paseo, y se sienta a desayunar. No se han dicho una sola palabra, muchas peleas hacen que se llegue a esta especie de entendimiento táci- to. Ella sabe que si da el primer paso, la pelea va a ser su culpa, él sabe que ella sabe que él sabe lo que ella quiere, si propone algo distinto para hacer, se convertirá en un patán. Un desayu- no diplomático les marcará el resto de los días. Miguel le pide con sincero cariño un café.
     Isabella hace el mejor café con leche, técnica perfeccionada en su juventud trabajando como moza en el mejor café de la ciudad. Ese café, pan y mantequilla, Miguel rechaza con respeto cualquier otro ofrecimiento. Después de unos tragos y de un par de bocados, se puede hablar de lo que sea.
—Isa, vamos a donde vos quieras, pero no nos alejamos del mar, si querés, podemos llegar hasta Madryn, a Comodoro Rivadavia si te da la gana, pero siempre pegados al mar.
—Tampoco me quiero ir a la China, mucho más cerca, quiero ir a Las Grutas, ver lo del mar que se aleja y comprar un par de regalos de una vez.
—Dale. Qué voz que tenés.
     Café con leche y dibujos animados, ella abre la ventana, enseguida se escucha el mar, entra de golpe, se mezcla con la mantequilla. Miguel disfruta cada bocado, siempre se cepilla los dientes después de desayunar para que no se le mezclen los sabores, y hay que cepillárselos, aunque le digan anticuado, nada de pastillas o espumas de dos segundos, un cepillo cada vez más caro y pasta. Perdemos los dientes, perdemos pelo, ya podríamos tranquilamente nacer sin apéndices, no perdemos el gusto.
     Para que no queden migas en el café hay que cortar la baguette con un cuchillo de sierra, una vez abierta, hay que aplastar las migas levemente contra la corteza. La mantequilla se debe esparcir en una ligera capa que cubra toda la superfi- cie, de esta manera no se sueltan las migas una vez húmedas y, como la presión al momento de esparcir no fue muy fuerte, queda suficiente espacio para que entre el café. Cuando se jun- tan ambas partes no se debe ejercer mucha presión. Miguel compra la mejor mantequilla, lujo que se da cada vez que hace las compras, y cuando no hay, prescinde de sustitutos. La man- tequilla pura es lo único que nos queda, Bukowski tenía razón, siempre voy a comprar mantequilla cara y pura, hasta que me muera o hasta que desaparezca.
     Unas gotas de café le manchan la nueva remera.
Isabella hace un pequeño amague para cambiar a un canal de noticias, pero Miguel se lo impide con un fuerte no, ella comprende.
—Bueno, no tenés que ser tan bestia.
—Perdón.
—Todo bien, solo quería ver si había algo del tema de las

drogas.
—No creo que atrapen al hijo de puta.
—Yo tampoco, plantar ha sido de las mejores cosas que

hemos hecho.
—Seguro que sí. Lo vemos más tarde, ahora estoy muy bien. No tiene ganas de deprimirse, los canales de noticias son 
tantos, cambian tan avasalladoramente rápido de información y manejan tal cantidad de eventos que han perdido, para muchos, su carácter o importancia social. Se han vuelto meros canales de entretenimiento, el cambio empezó a principios de siglo, cuando los espectadores, que recibían tantas noticias, dejaron de sufrirlas, ya que no les daban tiempo para ello. Se comunicaban tantos acontecimientos que, de un día para otro, ya no se podía hacer un seguimiento de las historias. Con el lanzamiento de los nuevos satélites-corresponsales se eliminó el proceso de selección y elaboración de la noticia, dejando paso al always-live con, a veces, pequeños comentarios de expertos que expresaban alguna opinión. La prensa escrita sigue siendo un instrumento de resumen y vive una popularidad en aumento luego de su casi extinción.
Miguel sigue con atención los nuevos episodios de Garrulus. 
—Migue, anoche terminé el libro.
—¿Y?

—Me pareció un poco largo.
—A mí también. No recuerdo muy bien, pero hay una parte donde hay un lago y en el lago hay cabezas de caballos conge- lados, ¿no?
—No recuerdo nada de eso. No, definitivamente no hay nada de eso.
—Debe ser otro libro, se me están mezclando. Me gustó la última imagen, la del hombre en el bar, escuchando al barman. Al final queda así, ¿verdad?
—¿Cómo?
—Ahí en el bar, leyendo poesía.
—Sí. ¿Creés que tenga algún significado?
—No lo sé.
—Yo espero que no. Me gustó que fuera así, simple, igual

me intriga saber qué estaba leyendo. Me pareció que esa era la idea, de ese final, quedarse pensando en qué leía ese hombre.
—Curiosa. Yo también pensé en eso.
Termina el café. El fondo de la taza está limpio, sin migas de pan. Una mañana llena de logros personales. Isabella, con un pequeño salto, sale de la cocina donde estaba dejando el mate y se va al cuarto, a terminar de arreglarse, dice. Si se lo propo- ne puede ser, por lejos, la persona más adorable del planeta, a veces tenerla cerca es suficiente para hacerlo sentir lleno y poderoso.
—Isa, tendríamos que haber traído a Fidel.
—Sí, ya lo extraño.
—No llamemos, es muy idiota llamar para ver cómo está

el perro.
—Sí, mañana llamamos para preguntar cómo están ellos y listo. 

—Claro, para ver si los está molestando.
—Claro... ¿Llamamos, Migue?
—Mañana.
—Dale.
—Isa, ¿Llamamos?
—Mañana... Llamá.
—Llamá vos.
     Miguel aprovecha estos segundos y sale a la terraza, la

puerta se abre automáticamente y se sumerge en el calor de una mañana de finales de verano en la Patagonia argentina. El calor es seco, te deja respirar, pero el sol pica, descarga sus agujas sobre tu cuerpo, millones de hormigas se cuelan por entre los cabellos. A su derecha puede ver la terraza de los vecinos y cómo estos se disponen y arreglan para pasar el día ahí. Padre e hijo están usando thermal suits y tienen en las manos cascos de agallas artificiales. Agudiza el oído, le parece distinguir alemán. La mujer que está sentada en la terraza puede ser la esposa o la hija. Hoy, si una mujer se lo propone, puede parecer de veinte hasta el día en que se muera. Por lo menos se siguen muriendo. El hombre mayor la besa en la boca. Disminuye la chance de que sea la hija, pero no queda descartado.
     La playa se extiende hacia ambos lados. Casi toda la costa poblada hacia la derecha. Puede ver tres yates de buen tamaño, anclados a pocos metros, y un crucero chico no muy lejos del puerto, lejos, a la derecha, sale un carguero. Con fruta, lo más seguro. Si hubiera nacido en otra época, podría ver todo esto y mi mente empezaría a citar ejemplos, a hacer comparaciones, a recordar cuadros y películas, sería algo natural, o tal vez no. Solo puedo pensar en un ejemplo. Es que me gustaría saber como sabía Curzio Malaparte o, mejor aún, como ese Carpentier, Rosas o Belvedere. Cirros, cirrostratos y un par de altoestratos, eso es todo, un buen sloop también, hermoso. Hace unos minutos me acordé de que Bukowski dijo lo de la mantequilla, eso es algo.
     Vuelve al interior de la casa. Isabella revisa que su bolso esté completo. No se cambió la ropa. Le gustaría hacerle el amor, pero conoce el resultado de sus posibles esfuerzos, así que des- echa la idea. Años de negativas frente a la posibilidad de sexo espontáneo han hecho que su miembro se acostumbre al rechazo, pero igual no hay nada más obstinado que un falo erecto. Sus ojos de a poco se acostumbran a las sombras.
—¿Sabés, Isa?, a veces cuando era chico jugaba a esto: salía al sol, jugaba bajo el resplandor, lo miraba por unos segundos y entraba corriendo a la casa. Era una cueva, todo oscuro.
—¿Tu mamá nunca te dijo que no miraras al sol? —Todo el tiempo. Me gustaría hacerte el amor. —Perdón, ahora no tengo ganas.
—No pidas perdón, tonta. Te amo.

—Yo a vos.
—Me cepillo los dientes y vamos.
—¿No querés una de mis pastillas?, así nos vamos rápido. 

—No. ¿Cómo está Fidel?
—Bien, está durmiendo con ellos.
     Entra al baño. Su cepillo de dientes y el tubo de pasta son lo 
único visible en la mesada del baño. No se acostumbra a ver estos baños en las casas, baños de aeropuerto, limpios, sin surtidores, totalmente estilizados. Solo tres tubos lisos que salen de la pared, sin llaves, a veces hay un botón. Sobre los tubos, en finas letras: agua, jabón, pastillas dentales. Isabella guarda todos sus productos de belleza en un estuche en su maleta, como si fueran un secreto. El cepillo es de plástico, compró cuatro, cerrados y obviamente sin usar, en una tienda especializada, en Montevideo; la pasta tuvo que pedirla, solo la vende Colgate por pedido especial. Miguel es famoso entre sus amistades y colegas por sus dientes, blancos, limpios e imperfectos, no son brillantes y son reales. Siente las cerdas que se escapan de sus dientes y rozan las encías. Escupe. Muelas, sonrisa abierta de un lado, arriba, abajo, del otro, arriba, abajo. Muelas, sonrisa cerrada, derecha mano derecha, izquierda mano izquierda. Dientes frontales. Enjuaga. Proceso antiguo, maravilloso.
     Se ve en el espejo por unos segundos. Le agrada lo que ve, raro. Siempre le quedó bien el corte al rape.
     Yo siempre me pregunto, qué es real, qué es mentira. 

Hojear y Ojear.


(Publicado originalmente 27 de Octubre, 2009.)

Dos bien. Lo mismo pero diferente. Ojear un libro está bien y Hojear un libro está bien. Dos palabras diferentes, el lenguaje, por fin, nos deja un espacio para el no error, para el escribirlo como quieras y que ambas estén bien. No, no son exactamente lo mismo, pero las usamos para lo mismo. Decir, "Voy a dejar de ojear este libro para hojear este otro". Los amantes de las letras, siempre sumergidos en palabras, encontramos, en las dos cosas que nos definen, un recreo, un punto de tranquilidad, esta no la pienses, este es tu pequeño premio, las dos cosas que te definen como lector, te dan este pequeño regalo.
Ojo.
Hoja.

El Problema.

El problema es que se mezcla todo. La línea es ya demasiado borrosa. Fantasía y realidad son categorías para la ficción. Lo imposible siempre ha sido imposible, y lo seguirá siendo, porque atravesar una pared es imposible, no en el sentido de que es poco probable, sino en el sentido de que la realidad no lo permite. Uno se confunde, no sabe, lo que se inventa también queda en el pasado, a veces no se sabe si es el recuerdo de una invención o el recuerdo de una experiencia lo que uno está pensando. Todo mezclado. Y estábamos los dos borrachos, y dijimos de ir a la montaña, y yo lo vi caer, porque juntos no lo pudimos ver caer, y después me fui caminando, y después el hombre me preguntó si habíamos peleado, y yo, yo ya lo tenía todo mezclado.

Publicado originalmente: 10/2/2010

El Águila.

- Y El Águila?
- El Águila de la costa vive en conflicto; su instinto de sol y distancia, le hace ver el mar como un reto, pero su sabiduría milimétrica le impide emprender una batalla que sabe perdida. El Águila de la montaña vive centrada y en balance; su condición le permite acceder a cualquier distancia propuesta.  

Suavecito.


     Me gano la vida vendiendo cremas. Realmente vendiendo una crema. Sólo trabajo con crema ITEA, la compro porque la fabrican en el interior y no distribuyen para la capital, me costó mucho trabajo encontrar un producto que fuera bastante único. La crema es muy buena, la uso bastante, casi todos los días, esto es lo único que digo que no es mentira, pero por muy buena que sea no es milagrosa, y me la sacan de las manos como si fuera a salvarlos de la muerte. La vendo bastante más cara del precio sugerido. Trabajo en gimnasios. Voy de gimnasio en gimnasio, utilizando a veces las instalaciones, tengo que mantener una buena forma, pero no muy buena, solo lo justo para que parezca que hago algo de ejercicio, no puedo parecer un modelo, al contrario, tengo que estar en buena forma dentro de una normalidad, después vendo en los vestidores y en la entrada, dónde sea, a veces voy y me siento a tomar algo en el bar y digo que ya terminé de entrenar mientras vendo, tiene que parecer que voy al gimnasio, no que estoy ahí vendiendo. Voy a unos cuarenta gimnasios diferentes, algunas veces dos por día, a veces tres, una dos veces por mes, lo varío, no dejo que se vuelva rutina para que no sospechen, ya que la primera mentira que digo en los gimnasios, es que soy músico y vendo las cremas sólo para ganar un poco extra, para generar un poco de confianza, ni a las personas que trabajan ahí les digo la verdad, al contrario, son a las que más tengo que convencer de mi vida de bohemio. Nunca en mi vida he tocado un instrumento, o cantado, o pertenecido a una banda o conocido a un músico, una vez a un guitarrista en una fiesta, nada más, pero nadie me va a pedir que me ponga a tocar algo mientras estoy trotando, así que es la profesión perfecta. La segunda mentira, y esta es la que me hace vender todas las cremas que llevo, cada vez que voy, a cualquiera de los gimnasios, es que tengo 45 años, cuando realmente tengo 32.  

Depredador nato.

     Tendría que ir a ayudarla, más aun después de haber visto ese video sobre animales de granja y mataderos. Me es molesto el sonido, el zumbido intermitente, bastante intenso, despierta en mi más asco que otra cosa. Más allá de las dos ventanas en las que está atrapada puedo ver el mar, el día está soleado, hace calor, es un buen día para estar afuera, polinizando tal vez.
     Me voy a parar, la voy a liberar. Después de todo me para para ir al baño, para hacer más cafe, para buscar una galleta, hasta para estirarme, me puedo parar para esto. 
     La maté.
     Moví la ventana, para que pudiera salir, son corredizas, al abrirlas había quedado ahí encerrada, la cerré para que pudiera salir, voló hacia dentro de la casa, quise forzar su salida, después de todo es un día hermoso, busqué un frasco, lo puse sobre ella y contra otra ventana en la que se había ido a posar, moví el frasco y lo tapé, en ese momento creo que la mutile un poco, debe de haber quedado justo debajo de la tapa, en el borde, fui afuera, le di la vuelta al frasco y calló al suelo, caminaba pero no se movía, la empujé un poquito, nada, tenía un ala rota. La aplasté.
     Sigue siendo un hermoso día.

escribí todo esto en el buscador de google y este fue el resultado


escribí todo esto en el buscador de google y este fue el resultado, todo esto desde esto, y sigo escribiendo porque me pareció que no era un enunciado tan largo y alguien seguramente ya lo había escrito , porque con esto de que está todo indexado, ya la originalidad minúscula no la veo muy posible, ahora se nos pide más, enunciados más largos, títulos más extensos, más tiempo, pero si no, me dices, de qué hablas si es todo mínimo, si es todo corto, si es todo rápido, seguro?, yo no sé, es todo más corto pero no para, si no para es porque es más largo, y ahí paro y veo que resultado me da google

 

"

"posible" (y cualquier palabra posterior) fue ignorada debido a que hemos restringido las consultas hasta 32 palabras.

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Sugerencias:

•Asegúrate de que todas las palabras estén escritas correctamente.

•Prueba diferentes palabras clave.

•Prueba palabras clave más generales.

•Prueba menos palabras clave.
 
"

Es en la otra puerta.

Augusto, viejo sencillo, y Héctor, joven aturdido, estaban parados afuera de la comisaria mientras Victoria, joven hermosa, y Brunilda, sabia hermosa, entraban a preguntar, mientras entraban Augusto les dijo, es en la otra puerta, pero ellas no escucharon y entraron igual, entonces ahí Héctor le dijo a Augusto, así se forman los lideres, Augusto le contesta, no te entiendo, no importa dice Héctor, entonces se escucha que adentro el policía les dice a las mujeres, el trámite es en la otra puerta, pero ellas se quedan hablando, entonces Augusto enfila hacia la otra puerta y Héctor lo sigue y le dice, viste hasta te sigo, y Augusto le contesta, no te entiendo, no importa dice Héctor, y llegan a la otra puerta y justo sale un policía y les pregunta, que quieren, y Augusto le dice, los chicos van a comenzar el trámite de residencia, y el policía les dice, es en la otra puerta, el policía se va y Héctor le dice a Augusto, como los lideres, y Augusto contesta, te entendí. 

Realidades



Estaba recién mudado a los Estados Unidos, tenía 15 años, y estaba alucinado, en un año ya podía manejar, un auto era accesible con un trabajo de medio tiempo, mis padres soltaron la cadena  al estar en un lugar con menos inseguridad, las tiendas de discos eran gigantes, los juegos de Nintendo eran regalados y los podías comprar usados por monedas, una hamburguesa con papas fritas era la comida más barata posible, no un premio de domingo, todo aquello que en Caracas era un lujo acá era resto, de un día para otro, así de rápido, y el cine, todos los viernes, seis, siete, diez películas nuevas, más los dvds en oferta por todos lados el título que sea, accesibilidad, en su momento hermoso, después se sumarían los libros, pero por el momento, era música, películas y comida, bueno, pastas procesadas en forma de comida, que a los quince son ambrosía. El único problema del cine por supuesto, es que era en inglés sin subtítulos, y yo el inglés al cien no lo tenía, le estaba dando duro con revistas de la NBA y las letras de los discos, compraba cds solo con librito, y fui afinando, y un día sin darme cuenta ya estaba entendiendo, entendía las canciones, entendía las revistas, me animé con algún libro, y me dije, pruebo con el cine. Había una película nueva que causaba furor, no se podían conseguir entradas, así que por supuesto nos dieron muchas ganas de verla, nos fuimos un día temprano, mi prima, mi hermana y yo, y conseguimos entradas para la última función de ese día, el resto del día lo pasé en el arcade gastando fichas y en Wendys comiendo hamburguesas, mi hermana y prima se fueron no sé a dónde. Cuando entramos al teatro, era un desastre, se habían colado un montón de personas, esto fue una gran sorpresa porque quién iba a pensar que  la gente se colaba en Estados Unidos, y no habían asientos, es más las escaleras estaban bastante llenas, nos tuvimos que sentar en el piso cerca de una salida de emergencia, bien a la derecha del teatro, por lo menos estábamos en el centro. Esa fue la primera película que entendí en Inglés, y fue la primera película que disfruté sin subtítulos, y fue una puerta gigantesca hacia el entendimiento de que había otros mundos, otras culturas que se representaban a sí mismas, y que una traducción es otra cosa, estaba entendiendo un producto desde otro punto de vista, desde otra perspectiva, había cambiado como consumidor, al toque entendí que estábamos programados y que entendíamos las cosas de acuerdo a esa programación, el idioma era algo que escribía en mí. La película que veía mientras pasaba todo esto, era Matrix.   

Todo es centro al infinito.

Todo es centro,
y dentro de ese centro,
hay centros,
y todo disemina
líneas de energía,
y si las líneas entre varios centros
son armoniosas
y fluidas,
lo que pasa es bello,
y si
son agresivas
y violentas,
lo que pasa es doloroso.
Y así los átomos
a las células
y las células
a los órganos
y los órganos
a mi cuerpo
y mi cuerpo
al infinito.

Mis dos libros auto publicados.

El primero fue “Filosofía Momento”. Tenía diecinueve o veinte años, había dejado la segunda universidad a la que asistía, tan asqueado como la primera, si vas a la universidad y no te sientes que estas asfixiando al último panda, eres un insensible, si terminas o no, es otra cosa, pero tienes que sentirlo. Me quedaba un poco de dinero de mi último trabajo, y quería el libro para salir a venderlo, realmente quería hacer plata con mi libro. Lo imprimí en una imprenta de Abasto, una impresión, no una edición, simplemente fui por toda la ciudad buscando el lugar más barato para imprimirlo, no editarlo que es otro precio. El dueño de la imprenta tenía una kombi pintada con la cara de Gardel, su mujer vivía en el El Bolsón y yo estaba con ganas de irme a vivir a la Patagonia,  estaba en abasto como extranjero, la kombi y Gardel, en su momento todo parecía bastante profético. El imprentero era un peruano alcohólico, siempre que lo veía tenia una botella de gaseosa de las grandes, dos litros, en la mano y tomaba frenéticamente. La sed. Todos los días iba a la imprenta y todos los días era lo mismo, mañana. Mañana. Mañana.
Mañana.
Un día me cansé y le dije al dueño, lo hago yo, córrete, me metí en la pequeña pieza donde tenían dos imprentas que parecían haberse estrenado con la noticia “ayer crucifican al supuesto hijo de Dios” y el peruano me dice, sin señalar, “el papel ahí y la tinta ahí, no pongas mucha tinta, pero primero necesitas las placas”, trago largo de gaseosa, la espalda. El dueño de la imprenta me agarra del brazo y me dice vamos por las placas. Fuimos caminando, en el camino me preguntó, “porque todos los cuentos tienen tipografías diferentes”, estoy intentando usar el medio le digo, que cada cuento tenga una personalidad visual. Se quedó callado. Siempre me preguntaba cosas y después se quedaba callado.  Pasé mucho tiempo en ese cuartito, tomando gaseosa con el peruano, sacamos el libro e imprimimos algunos panfletos de putas en el medio, me ofrecieron trabajo, no gracias me voy a vender libros a la calle. El libro terminado me salió dos pesos, yo lo vendía a cinco. Vendía bastantes, realmente hice dinero con mi primer libro, tenía que hablar muchísimo y mentir y pretender que todos me caían bien y exagerar el acento y hacerme amigo, un asco, pero vendía, era mi trabajo en ese momento. El libro se caía a pedazos, el pegamento era malísimo, y seguro para el segundo cuento te quedabas con algunas páginas en la mano. Lo único que me dio Filosofía Momento, fueron golpes, mi padre acostado en la cama y en calzoncillos se encargó de subrayar todo lo que estaba mal con el libro, mi amigo Juan que a veces me ayudaba a venderlo me decía “por lo menos era barato”, y todos me recordaban, constantemente, que el libro se caía a pedazos.
Me enserié. Escribí mi primera novela, “Suero”, la empecé a escribir en Buenos Aires y la terminé en Mendoza, y fue perfecto porque la ciudad encajaba perfecto en al novela, la utilicé muchísimo. Terminé Suero, a buscar editorial, por supuesto nada.  Después de un año de silencio, me dije, la quiero ver en papel, la saco yo, esta vez con calidad.  Desastre. Caí en manos de un estafador hijo de puta abrigado bajo un sello histórico, nada peor que un ladrón con recursos. Por más de dos años sufrí en las manos de esa basura, reuniones inservibles, excusas ridículas, vueltas y más vueltas, micros, llamadas, tiempo, impotencia. Y durante todo este tiempo, la gente a tu alrededor, “te estafaron”, “te robaron”, “lo hiciste mal”. Listo, no aguanto más, a conseguir con que imprenta trabaja el hombre, la encontré, Pompeya, vamos a ver que pasa, el imprentero me dice, el tipo me debe treinta mil pesos, no le sacó ningún libro, y que culpa tengo yo le digo, ninguna, pero es tu editorial, yo insisto, cuanto quieres por sacar el libro, tanto, es demasiado, tanto,  sigue siendo mucho no tengo esa plata, mira, te doy tanto, y el resto se lo sumas a la deuda de este hombre, silencio, bueno, pero le sumo tanto a la deuda, trato. A lidiar ahora con el imprentero de Pompeya, lo primero que me dice el hombre es “porque no te saco mejor los siete locos de Roberto Arlt” , a explicarle, pero yo no quiero los siete locos, quiero mi libro Suero,  el insiste, si pero los siete locos lo vas a vender mejor, claro, no me queda duda, pero yo quiero mi libro no el de Roberto Arlt, pero mirá que no te cobró más y te llevas un mejor libro, ya sé que es un mejor libro, pero no es el mío yo quiero ver mi libro impreso, si me dice, te entiendo, pero vos sacá los siete locos y son tuyos porque los pagaste y los vas a vender, esta discusión tardó casi una hora, bueno me dice al final, como tu quieras, es tu libro, acá yo tengo una copia de ese suero que me pasó el editor, para le digo, seguro es vieja, déjame que te traigo otra, dicho y hecho era vieja, contrato una correctora que lea el libro y lo corrija, yo lo leo una vez más, lo imprimo en mi casa para asegurarme que esta bien, soy una molestia, quieren usar el internet, y yo estoy al lado de la impresora que se traba cada dos segundos, terrible.  Le entrego al imprentero la copia final, y le digo que tengo que corregirlo una vez más, no me dice, esto ya está, yo insisto, pero el insiste más y realmente a estas alturas, estoy agotado. Hace el libro, lo voy a buscar, imprimió una copia vieja, que no sé como la tenía, el editor seguro le habrá dado varias, el libro sale plagado de errores ridículos. No puedo hacer nada, qué hago me sigo peleando hasta la eternidad, ya fue. Esta vez el libro estaba cosido, no se caía a pedazos, pero la tinta de la tapa era una porquería, el libro era azul y se decoloraba, lo ponías en la mochila, al lado de otros libros, todo azul. Y mientras tanto todos se aseguran de recordartelo, las dos cosas, que el libro pinta todo azul, y que está mal editado, todos, mi padre hace su tanto desde la cama. A un par de personas les gustó el libro, logré un poco de prensa, una crítica buena en un diario de circulación mayor, una presentación en la feria del libro de Mendoza, todo solo, a punta de empuje no más, y sabiendo que con cada copia que vendía venían dos comentarios, está mal editado, pinta todo azul. No perdí plata, es más gané un poco. Por cinco años trabajé en mi siguiente novela “Nodo”, esta vez me dije, si que si, sale bien, mucho trabajo, sale lindo. Por dos años, editoriales, concursos, Argentina, España, todos lados, cuatro copias doble espacio una sola cara anilladas, hasta cinco copias te llegan a pedir, eso pesa y mucho, envíos para todos lados, la mitad de mi sueldo se me iba en impresiones y envíos. No. No, no, no , no y no.
No.
No.
No, no , no.
No y no.
No.
Tal vez, no.
Tal vez, mejor no.
No.
No.
No.
No.
Si, dame guita.
No.
No. No.
Definitivamente no.
No.
No y por favor retírese del establecimiento.
No. No. No y no.
Mientras tanto, todo el mundo a tu alrededor, cuando no es condescendiente, se aseguran de recordarte que no lo estas haciendo bien. Muchos amigos te recuerdan lo difícil que es lo que estás haciendo, las posibilidades, la suerte, la soledad, no haces sociales, escribes encerrado y mandas manuscritos, no conoces a nadie, así no sirve te recuerdan, tienes que salir.  
El silencio.
Nada.
Todo el dinero, todos los envíos, nada.
 Y tal vez lo que más me molesta es que no me ofendo, no me victimizo, lo comprendo, comprendo a las editoriales, comprendo el trabajo que significa, comprendo la avalancha de manuscritos, está lleno de escritores fabulosos que sacan cosas nuevas todo el tiempo y escritores reconocidos que siguen produciendo cosas maravillosas y reimpresiones necesarias de obras que no pueden quedar en el olvido. Lo comprendo y lo apoyo, pero el silencio. El silencio. El silencio es una bolsa que se llena y se llena, y va pesando, el silencio pesa muchísimo. Y ahora hay que juntar fuerza, armar de cero, terminar alguno de los cuatro proyectos, volver a mandar, volver a encuadernar. El silencio. Trabajar desde el silencio es como construir sobre un pantano, cuesta mucho más, eso es todo.   

La brecha.

Cuando en la estación, la metódica calidad de la circunstancia nos llevó al encuentro fortuito de la esperanza, nos encontramos embalados en un sinfín de inquietudes. Quién era yo para adentrarme irresponsablemente en ese mundo, quién era ella para dejarse hacer, nuestro encuentro, aunque real, no era realizable, ambos lo sabíamos, y es por eso que desde ese momento, me veo forzado siempre a distinguir entre la verdad y lo realizable, lo verdadero y lo que existe, la verdad y el mundo están en desacuerdo, los separa una larga lista de creencias, determinaciones y tiempos. El mundo es una serie de circunstancias creadas, la verdad a veces pasa.

Pr0t3ctor

Alguien dejó esto en mi blog como un comentario anónimo, lo copio y lo pego textual.

" Pr0t3ctor.
Por años he intentado hacer públicos mis conocimientos pero el ojo abrasivo del pr0t3ctor no me lo ha permitido. Dado el carácter ficticio de este comentario, creo que podrá pasar desapercibido por un tiempo. Estoy seguro que el lector informado, sabiendo que todo está indexado, entenderá las tácticas distractoras del mismo.
Ya por los años 5o tenía una necesidad imperiosa de comunicarme con otros fuera del proyecto, pero el estricto celo que nos guardaban no lo hacia posible, sin contar que en ese tiempo nadie me hubiera creído cuando les hablara del Internet o de la tecnología inalámbrica. El proceso de divulgación de los conocimientos lleva un tiempo preciso y tiene que ser cumplido rigurosamente para asegurar la viabilidad del plan, de ninguna manera nos permiten hablar de lo que hemos visto. 
Arriesgo mi vida por una sencilla razón, el plan está fuera de control. Durante la última expedición al depósito en el abismo Chall3nger varios de los que estaban en conocimiento del plan decidieron modificarlo, su razón, egoísta y banal, fue que deseaban ver en uso, la mayoría de la tecnología. Esto ha desfasado la cadena o el ciclo de Alim3ntación, como llamamos al proceso de uso y conservación, que mantiene viable los recursos del planeta. Es necesario, o trazar un nuevo plan o volver el cauce al mismo. Soy partidario de la primera, ya que en el plan original la mayoría de los habitantes del planeta son piezas funcionales y no organismos productivos, cosa que los aleja de su naturaleza, creando malestares innecesarios, conocidos y sufridos por la mayoría.
El pr0tector entiende de ciclos y lenguajes, los maneja, los controla, su poder se basa en entender procesos y manipularlos, su poder no alcanza la naturaleza y no alcanza la espontaneidad. La única manera de liberarnos de su dominio es a través de la levedad de los gestos. Una serie de gestos fuera de los ciclos, o fuera de un resultado inesperado, llamará la atención de otros hombres, y así de otros y otros, creando de apoco espacios en los que se verá la realidad y así el hombre será capaz de forjar su propio camino.  Un gesto inesperado puede salvar a la humanidad. "  

Qué regalamos cuando entramos a un concurso.

Sur.

     Estoy trabajando en un cuento que pienso mandar al concurso del Banco Itau, y me da bronca, me da una rabia visceral que se transforma en fuerza destructora, fuerza revolucionaria, fuerza que me da miedo, el tipo de fuerza que llena una molotov.

Los Números.

    El banco Itau tiene 504.000 millones (2011) en activos consolidados, es el Banco Privado más grande de América Latina. Tiene 120.00f0 empleados, más de 3.000 oficinas y 17 millones de clientes.
     Los premios para el concurso son: un premio (todos en dólares) de 2.000, otro de 1.000, tres de 500 y 7 tablets (tablets por todos los cielos, ni siquiera computadoras que sirven para escribir, tablets que solo sirven para entretenimiento), un total de 5.000 dólares.
     Es difícil calcular las horas que me lleva terminar un cuento para un concurso, pero vamos a decir que son unas 30 horas en total, no seguidas por supuesto, entre escritura creativa y corrección.  
     El banco no te paga por entrar al concurso, cosa que tendría que hacer ya que estas consumiendo su marca, y promocionando sus negocios, en la pagina, hablando sobre él con tus amigos, en tu comunidad. El banco se lleva la gloria, ya que es el organizador de un evento cultural y le da dinero al artista. Cuánto gana por hacer este concurso, el número debe ser bastante alto.
     Que pasaría si el banco te diera cien dólares por entrar al concurso. Primero que todo, no entrarían más personas, el que no escribe un cuento gratis no lo va a escribir por cien dólares. Los artistas que trabajan para el mismo serían reconocidos, aunque sea en una parte del costo por su trabajo, supuestamente entrar al concurso es gratis, pero necesitas infraestructura para trabajar, computadora, electricidad, tiempo y necesitas el medio, Internet, nada de eso es gratis, así que para entrar al concurso necesitas invertir. Al banco le costaría unos 20.000 dólares (obviamente depende de cuantas personas entren, me rijo por números actuales, pero cuantos más entren más publicidad, más gana el banco), el 0.000004 de sus activos, nada, y como dije antes, se reconocería el esfuerzo.  
     Veamos un ejemplo para que se entienda el poco respeto que se tiene para el trabajo del artista, socialmente aceptado hasta para los mismos artistas. Digamos que el papel higiénico sale 1 dólar (varía, pero con la recolección de varios datos este parece ser un buen numero) el rollo en Latinoamérica, el Banco Itau con más de 3.000 oficinas, digamos que necesitan, por la cantidad de visitas que tienen unos 10 rollos por día (que me parece bajo) eso quiere decir que gastan 30.000 dólares diarios en papel higiénico, en premios para los artistas del concurso literario proporcionan un sexto de lo que gastan diariamente en papel higiénico.

El Problema.

     El banco no tiene que darle dinero a nadie, es su decisión en que se gasta su plata, lo que me molesta de toda la situación, es el poder que entregamos los artistas de manera gratuita. Estoy seguro de que todos los analistas y todos los publicistas de los 120.000 empleados que tiene el banco, más servicios terciarizados, ninguna de esas personas le trabaja gratis. Por qué si lo hacemos los artistas. Por qué estamos reducidos al margen de la sociedad dónde solo se nos reconoce si ganamos, si logramos salir vivos de la carnicería, y por qué no tenemos la fuerza y la visión de controlar nosotros el poder que generamos en vez de regalarlo. El gran poder del arte es crear una visión nueva, una mirada diferente, expresar la verdad interna, el poder que genera abrir una nueva puerta es infinito, por qué lo regalamos. Por qué tomamos este menos precio hacia al trabajo del artista de una manera tan ligera, y no solo eso, sino que participamos del mismo, colaboramos, somos la pieza fundamental. Todas las personas que han trabajado en sus cuentos, todas las horas que le han dedicado, todo para que un par sean reconocidos, y nunca con un criterio publico para que de ultima los “perdedores” utilicen la crítica para seguir trabajando.   
     En estos días he pensado mucho en mi trabajo, en las horas que le he dedicado a la escritura (que siempre pueden ser más porque nunca son suficiente) y a la lectura, en la energía que he gastado en intentar traducir para los otros las ideas, sentimientos e imágenes que vivo e imagino, y mientras me siento una vez más, a crear algo de la nada, a trabajar en una historia, a formarla, a corregirla y adaptarla, no puedo más que sentir bronca, de que ese trabajo va a terminar con otros dos mil, en una carpeta digital rogando que alguien me tire una migaja y diga, si el tuyo es mejor que el otro, el tuyo merece esta miseria, alégrate! infla tu ego y navega en internet, o comprate algo de ropa, si eres el mejor de todos, te alcanza para una motito china. 

Conclusión.

     Yo sigo publicando en mi blog, sigo con mis libros editados a pulmón, que por muchos errores y fallas que tengan, son míos, son una expresión de mí existir, han nacido de una necesidad imperiosa de hacer algo, y mucho me han costado. No voy a ser un número más en un universo infinito de indiferencia, en el que entrar aparentemente no cuesta nada, pero al entrar se pierde mucho. 
     Me soy a fiel a mi mismo y la bronca desaparece.

no hassle

va reinaldo arenas manejando el mustang azul que sale en el video l. a. woman de los doors, lleva a amy winehouse en el asiento de al lado, ella está armando un cigarro y atrás están bjork y john coltrane a los besos, escuchan el disco uno de physical graffitti, están yendo a comer arepas al cienpies que queda al final de la playa, van bordeando la costa son como la seis de la tarde, queda sol, está refrescando, suena el celular de trane, un mensaje, marilin monroe quiere que pase por su casa, bjork se pone celosa pero sabe que tiene que compartirlo, recibe el cigarrillo de amy y ella le guiña un ojo y le dice, dont worry darling we´ll have fun, reinaldo saca la cabeza por la ventana y grita, es una maravilla estar vivo! después de comer van a ir a ver el estreno del episodio siete de star wars, el cienpies está construido por calatrava, cuando llegan encuentran una mesa en la terraza que da al mar, en una esquina ven a phillip dick y a carlos busqued conversar con un hombre de traje negro, están tomando piñas coladas y se pasan un cuaderno en el que van escribiendo y leyendo llevando una conversación paralela, en el cienpies no hay música, se escucha el mar, los cuatro piden arepas de tocineta y queso crema y para tomar jugo de parchita, reinaldo empieza a hablar del mar, de la profundidad, del viento, de las olas, de nadar, de estar sumergido, bjork sonríe, amy lo mira con seriedad y trane asiente y dice, tonight the falling skies will once more belong to the air, si, dice reinaldo después de la película te vamos a escuchar tocar un rato, trane continua, I have a new piece strong and tender but firm and fruitfull its so fruitfull, amy lo corrige, its organic baby its organic      

Leña.

     Hablar de leña y no ponerse romántico es imposible. Junto con la recolección de frutos, debe ser la actividad más primitiva del hombre, en toda probabilidad fue la actividad causante de la primer herramienta. Utilidad absoluta. Cuando voy a buscar leña, me gusta ir caminando, con un carro, para no usar un vehículo a motor.  Llevo un trozador, y nada más, mi perra me sigue.  Generalmente busco acacias secas, o las ramas grandes que caen de los eucaliptos, muchas veces me alimento de los restos de una depredación más grande, los hombres que venden leña van solo por los troncos gruesos. Es trabajo duro cortar solo con el trozador, los dientes son gruesos, así que son torpes, si la rama está en el árbol es mucho más fácil, uno va seccionando, y la firmeza maximiza la calidad de la aserrada. No estas alejado del hombre, pero si puedes escuchar el ruido del mundo sin maquinas. Pájaros, insectos, se mueven las ramas pequeñas en el suelo, el pasto susurra con una especie escurridiza, te rodea la vida. Tus pensamientos divagan sin perder la atención en la tarea, te mides como hombre, estudias tu pasado, te cuestionas, pero la realidad del momento y la utilidad de lo que haces disipan cualquier existencialismo. El cuestionamiento no existe en lo primitivo. Cuando corto leña soy un salvaje, mis músculos son necesarios, mis debilidades, que están asociadas a otro mundo, al lenguaje, inexistentes. El carro se va llenando, la camisa mojada de sudor, también el cabello, la barba es siempre fresca. Una más. Otra. Son lindos los trozos de madera, es algo pesado, tiene una textura encantadora, firme sin ser dañina, cálida y segura. Juntar la leña para el fuego. Es lo que quiero, prenderle fuego. Me ilumina, me calienta, cocina mis alimentos.  Me detengo un segundo, hace calor, el trabajo es duro, se van cansando los brazos, el carro casi lleno, noventa, cien kilos tal vez. En casa todavía tengo que seccionar, por lo menos a la mitad, la mayoría de los troncos. Me voy. Mi perra siempre cerca. No puedes hablar de leña y no esperar algo romántico,  es imposible pensar en fuego y no volverse un niño, un enamorado.  

Agente Johnson.

- Agente Johnson, qué tenemos acá?
- Piel señor.
- Piel?
- Piel señor.
 -Agente Johnson, explíquese.
- Acompáñeme señor, le mostraré, por acá.
- Pero qué demonios.
- Así es señor. Aparentemente salió el esqueleto y dejo la piel sin suspensión. 
- Se ha movido?
- No señor ahí la encontramos, en el perchero. 
- Los órganos?
- Nada señor, como un saco vacío. Sin sueños, sin esperanzas, sin nada.
- Agente Johnson?
- Si señor.
- Guárdese sus sentimientos.
- Si señor.  
- Hombre, unos treinta y ocho años,
- Cuarenta señor, tenemos su registro.
- Cuarenta.  El castillo parece común, un hombre regular. Familia?
- Nada.
- Sabemos cómo se ganaba la vida?
- Aparentemente estaba
- Aparente?
- No señor, estaba en el mundo de las películas.
- Hollywood?
- Si señor,
- Tenemos uno grande. Productor?
- Si señor, y escritor, y otras cosas.
- Judío.
- No, señor.
- Parece.
- Se apellida Getz.
- Y no es judío?
- No señor.
- Eso si que es raro Agente Johnson.
- La piel señor.
- No. Que haya un Getz en Hollywood y que no sea judío.
- Si, es raro señor.
- Algo más que deba saber.
- Está la nota.
- Qué nota Agente Johnson?
- La nota que dejó la piel , el señor Getz.
- Qué esperabas el maldito día de la independencia para decirme, dame la maldita nota.
- Lo siento señor.
 “ Mi nombre es Qantar Gynz, soy un viajero intergaláctico que utiliza agujeros espaciales para conocer distintas especies, el tiempo en su sistema fue glorioso, son una raza increíble, su principal cualidad es que son capaces de proponerse hazañas maravillosas y cumplirlas. Ustedes han ido más allá del proceso natural y han creado su propia manera de evolución y ese es el primer paso.”
- El primer pasa para qué Agente Johnson.
- No lo sé señor.
- Qué clase de juego enfermo y macabro están jugando nuestros amiguitos verdes?
- No tengo idea señor.
- Agente Johnson, creo que tenemos un misterio evolucionando en nuestras manos.

Joke

Two bulls are on a hill looking down to a bunch of cows.
The yonger tells the older, " Hey dad why don´t we go down and fuck one of them cows ?"
The older answers, "No son, lets go down, and fuck´em all"".

Dos toros estan en la cima de una colina mirando a un monton de vacas.
El más joven le dice al viejo, "Hey pa por qué no bajamos y nos cogemos a una de esas vacas".
El más viejo contesta, "No hijo, mejor vamos y no las cogemos a todas".

Almas gemelas.

- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...