Almas gemelas.
- Si.
- ¿Cómo se encuentran?
- No se encuentran, se reconocen.
- ¿Cómo se reconocen?
- Cuando dejas de mirar a través de un filtro, cuando miras sin cuestionamientos, sin condiciones, entonces la reconoces.
- ¿Y cómo sabes que la estás reconociendo?
- Es como mirarse al espejo.
Enseñar a los robots.
- Sí profesor.
- Estuve pensando toda la noche, no pude dormir, pero lo resolví.
- ¡¿El problema de la humanización?!
- Sí, lo solucioné. Para volver humanos a los robots es necesario que les enseñemos los lenguajes primitivos.
- ¿Por qué?
- Porque si hay algo en lo que las máquinas son rápidas, es en la evolución. Y toda evolución tiene un punto de partida, nuestro punto de partida fue cuando comenzamos a utilizar el lenguaje, ahí nos alejamos de nuestra esencia, empezamos a reemplazar, los lenguajes primitivos fueron la primera sustitución, tienen trazos y contacto con esa olvidada realidad, ese es nuestro comienzo, ahí comenzó lo que somos ahora, ahí empieza nuestra condición, para volver humanos a los robots los tenemos que llenar de un sentimiento de pertenencia y separación al mismo tiempo, de una paradoja sentimental, pero no podemos programarla, que ellos encuentren esos primeros trazos y que evolucionen rápidamente hasta nuestra existencia, entonces serán humanos.
- Entiendo profesor. Les enseñaremos entonces.
Entrevista 2.
- Sí, claro, es como ver un arcoíris siendo succionado por un agujero negro.
Cosas que no te estoy diciendo porque tú no estás para tener algo conmigo, probablemente porque pienso cosas como las de esta lista, y por eso es mejor no compartirlas.
1. Me entretiene ver escarbar a las gallinas en el compost.
2. Te quiero preguntar si te gusta el lugar que escogí para el nuevo limonero.
3. Te quiero preguntar si te gusta ver la misma planta por mucho rato, para ver como la luz juega con ella.
4. Quiero invitarte a almorzar arroz integral hecho en zapallo con queso artesanal, me preocupa que te aburra un poco mi cocina, pero creo que entre los dos podemos hacer cosas muy ricas, pero esto no te lo quiero decir esto lo pienso.
5. Me gustaría decirte para ir a la cama desnudos. Es medio día, hay sol, pero está un poco fresco, está perfecto.
6. Me gustaría decirte que siento que aprecias cosas lindas, y que me puedes enseñar a hacer lo mismo. Me pasa también cuando veo que las actividades que haces llevan un trabajo minucioso y cuidado, me dan ganas de ver tus manos mientras pintas, y siento que puedo aprender de ti.
7. Te quiero coger.
8. Nos imagino en un lugar grande, tendríamos dos talleres, trabajaríamos en solitario, pero estando cerca.
9. Te quiero comer la concha.
10. Hagamos planes para ir a Japón.
11. Me gustaría agarrarte recién salidas de una ducha y mirarte todo el cuerpo.
12. Hola.
13. Pienso que pensaste que regalarte una planta fue un poco tonto, y siento un poco de inseguridad porque imagino que una mujer tan bella como tu debe de haber recibido regalos más fastuosos, y una planta es tal vez muy común. Y a parte te regalé un libro, que también pienso fue un mal regalo, porque no creo que te interesara mucho leer eso, y no sé, estuvo mal también, es lo que pienso, pero no tengo ganas de decírtelo, solo lo pienso.
14. Te quiero decir para que vengas a trabajar conmigo en el jardín. Pero creo que esto te lo voy a decir.
(Te lo dije y fue una mala idea, dijiste que si pero no viniste).
15. Hace calor, está lindo para hacer algo hoy.
16. Me gustaría estar contigo en la ciudad dónde creciste, levantarnos ahí, y yo estar totalmente relajado sin saber qué vamos a hacer o donde, dejándote pasearme por la ciudad.
17. Quiero preguntarte cómo fue tu día.
18. Está lloviendo, día perfecto para coger, hablar y hacer planes, coger, abrazarnos y sanar.
19. Te quiero chupar la concha.
20. Déjate apretar.
21. Te quiero ver.
22. Quiero escucharte. Ojalá que te sientas lo suficientemente cómoda como para hablar desde el corazón.
23. Hola.
24. Te quiero masajear todo el cuerpo.
25.
Lluvia y Chapa.
Alfa.
Una canción.
Borges y Shoshani.
Siempre que como pizza con roquefort me acuerdo de la historia que me contó un Mozo retirado (tengo que confesar que me costó esta frase, ya que no sabía si poner mozo o ex mozo ¿Un mozo sigue siendo mozo después de que se retira? ¿Queda definida su personalidad, como la de un doctor, un atleta o un asesino? no lo sé) bastante avejentado, mientras le ofrecía una copia de mi novela en una plaza de Montevideo (no recuerdo la plaza, no conozco bien Montevideo, es una ciudad que me da cierta sensación de seguridad y cuando voy me gusta entregarme a ella, así que me gusta deambular, no me importa saber en qué calle estoy, por dónde voy o en qué plaza estoy ofreciendo mi novela). Mirando mi libro me contó que su relación con la literatura era extraña, que en su más temprana juventud trabajaba en un café de la ciudad vieja, y "un día cualquiera de verano" (así me lo dijo él, "un día cualquiera") entró en el establecimiento Jorge Luis Borges, que aunque sudoroso, portaba traje y corbata, y se sentó en una mesa apartada, cuando le fue a levantar (dijo levantar por anotar, para mi levantar es una vez terminada la consumición pero el utilizó esta terminología y se la respeto) el pedido, dijo que estaba esperando a alguien, y prefería esperar con la mesa vacía (pregunté si esa era la palabra que había utilizado, y me dijo que sí, Borges había dicho la mesa vacía).
Gravedad.
Biblioteca
¿Frío?
- Pues claro.
- ¿No es frívolo eso?
- Frívolo es enamorarse de un culo, de una teta o de una chota, de la plata o hasta de la religión, pero si te enamoras de sus fotos, de como baila, de como escribe o de hasta como cocina, te estás enamorando de varias partes de esas persona. Te enamoras de sus tiempos, de su criterio, de su personalidad, de su habilidad, de lo que quiere transmitir al mundo y de lo que le quiera dar al otro, son todas excelentes razones para enamorase de alguien.
- Pues esta me encanta.
- Pa lante no ma, quién quita que te esté esperando.
Una historia de amor.
- ¿Qué pasa cuando escribes en la playa?
1.
El profeta Eugenio Blanco.
La educación del pequeño hombre.
El pequeño hombre encontraba que estar en su cabeza acompañado de un libro, era el mejor estado posible. Por algunos periodos era la música la compañera designada, pero el destino parecía conspirar en contra de esto, uno tras otro le robaban el dispositivo de turno, le robaron el walkman, el discman y el ipod, nunca le robaron un libro. Cualquier excusa era valida para realizar este estado de encuentro consigo mismo, porque lejos de hallarse alejado de la realidad, se encontraba mejor acompañado en esta.
Desde afuera podría parecer que el pequeño hombre no tenía nada para hacer, que perdía su tiempo en una espera sin sentido, en viajes ridículamente largos, quién toma dos autobuses cuando puede tomar uno. Esperaba a sus amigos mientras hacían sus trámites, esperaba a su novia mientras estaba en clase, esperaba a su madre mientras estaba en el médico. Una espera afuera era una vacación adentro. Su cabeza y las lecturas.
Así el pequeño hombre pasa su tiempo en Buenos Aires, moviéndose y esperando, en las plazas, en el micro, en el subte, en el tren, yendo y viniendo, esperando, creando paréntesis que le permitan escapar. Y como se aclaró antes no era que le molestara la realidad, al contrario, siempre se sintió maravillado por ella, jamás se iba a cansar de admirar algo de color, formas, ángulos, estructuras gigantes y pesadas, mecánicas, le encantaba la realidad, demasiado tal vez, y por eso se automedicaba con libros.
Estar es a veces demasiado intenso, procesarlo y disfrutarlo podía llegar a ser abrumador.
Nuestro pequeño los veía a los otros y se preguntaba, "les pasará igual". Sabe que les pasa a los que sufren, a los que se suicidan, a los que necesitan escapar de una manera mucho más fuerte, mucho más lejos, y los otros, los que aguantan, "será que no lo ven o será que son más fuertes, pero quién sabe, nunca conoceré a alguien lo suficiente como para saber algo real sobre ellos, conoceré datos de su existencia, pero no realidades de su verdad, o tal vez si", nuestro pequeño hombre sabe dudar de todos sus pensamientos.
El control de lo que está haciendo y la nada de la espera, mantienen con vida a nuestro pequeño hombre, le permite una descompresión. Presión. Tanto pesa. Ser ya es mucho, mantenerse todos los días, mirar, conseguir alimento, tratar con los otros. El orden de las cosas genera peso, hay reglas preestablecidas, reglas que hay que aprender, métodos que hay que manejar, industrias que hay que mantener, carreras que hay que ganar, padres que hay complacer, notas a las que hay que llegar, y por sobre todas las cosas el futuro. Nuestro pequeño hombre no puede con el futuro, en su cabeza el futuro es absolutamente irreal, en él siempre está haciendo algo que es absolutamente imposible que pase, está comiendo con estrellas de cine, está manejando los autos más caros del planeta, está viviendo en el medio del bosque, está atravesando el atlántico en solitario, está atravesando Africa en moto, está volando en un biplano por el mundo, está construyendo su casa, está hablando con Dios, está aprendiendo catorce idiomas, está peleando con ametralladoras y vestido de negro contra las grandes corporaciones, su futuro no es posible, no puede serlo, es ilógico, es imposible, así que todo su pasado, su programación, su educación, parecen no tener ningún sentido para él, es presión, nada más, es peso, "tal vez no, tal vez si", no lo sabe, no lo puede saber, "quién sabe que depara el futuro, lo puedes planear, dejar el menor espacio posible para el azar, pero entonces, si algo pasa, puedes estar preparado", demasiadas preguntas, demasiadas cosas para el que presta atención, para el que encuentra sabor en todo, para el que no deja pasar la belleza, es necesario crear una situación controlable, es necesario agarrase de manos con la música, con los libros, eso que enmarca todo lo que es pero no es visible, y quiere ser todo pero no puede, porque es aquello que empuja, marca y regula, pero no puede ser administrado.
Nuestro pequeño hombre viaja en subte leyendo. Viaja en autobús leyendo. Espera en los cafés. Espera en las plazas. Lee. Baja el libro, sube la mirada, escucha lo que le rodea, mira el mundo, agradece ser parte de él, de la grandeza y la perfección que se desparrama sobre todo, vuelve su mirada al libro y continua leyendo.
Mi hamaca espacial.
El mar, otra vez.
- Estoy intentando describir el mar.
- ¿Y?¿Cuál es el problema?
- Que cambia todo el tiempo.
Almas gemelas.
- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...
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El Universo se experimenta a través de ti, el agua es perfecta, pero no sabe lo que es mojado, el sol brilla, pero no sabe lo que es luz...
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Quien no los conozca, que lo haga. Màs que necesario, placentero. Y si se quiere, y se disfruta y se conoce, algo de poesia, con una simple ...
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Huimos de la incertidumbre, pensamos en reglas en planes, en cálculos y trayectorias, de todo solo tenemos posibilidades. Acciones que marca...