A mi amigo Viti.
Juntos aprendimos el arte de pagar libros una miseria,
pero sobre todo, a mantener cara de nada frente a un elefante blanco.
Una librería es más que un negocio, es un lugar de
posibilidades. Ningún otro negocio te ofrece tantas variedades del mismo
producto, y con resultados tan diferentes, brechas tan distantes en precio,
ideología y calidad. Se meten todos los libros en la misma bolsa. Y aunque tienes librerías especialidades, las
de usados, que son las que nos ocupan en este relato, tiene de todo. Ofertas de
mínimo valor, rarezas sobre valuadas esperando al cliente justo, libros como
nuevos a mitad de su precio original, todas las materias, ciencias, filosofía,
literatura, espiritismo, diccionarios, otras lenguas, infantiles, juveniles,
solo para adultos, hasta un libro para hacer juguetes de madera y una historia
de Cristo por el mismo. Todo. Una buena librería de usados no discrimina, al
contrario, todo sirve, un libro roto se arregla, uno por la mitad encuentra su
otra parte en algún momento, un tomo de enciclopedia perdido por uno es el
encontrado por otro, el librero de usado almacena sin asco, sin pena y muchas
veces sin juicio. Una librería son sus
libros, y como se consiguen esos libros, es lo que nos interesa.
Toda librería que se
respete debe tener dos responsables. Ambos igual de importantes, ambos igual de
capaces. Toda librería tiene que tener un Cazador y un Guardia. Sus nombres
responden obviamente a sus tareas. El Cazador busca libros, responde a los
anuncios, va a las casas, va a otras librerías en busca de rarezas pasadas por
alto, camina la ciudad, se pierde en internet, roba si es necesario. El Guardia
se queda en la librería compra los libros que traen para vender, se encarga de
los cambios y por supuesto de las ventas. El Cazador, tiene que ser rápido,
atento, inescrupuloso, un poco mentiroso y preferentemente tener miles de
historias para contar y distraer la atención de lo más importante, los libros.
El Guardia tiene que ser duro, intuitivo, de apariencia confiable, y muy
sereno, un Guardia tiene que ser paciente, ya que de él depende el capital,
tiene que estudiar muy bien los precios y los clientes, y tiene que tener la
frialdad para hacerlo.
En esta librería, esa que se ve al final de la calle, esa
del toldo verde, con los dos tablones al frente, tablones de oferta, tenemos a
nuestros dos dueños, discutiendo por supuesto, y esto es lo que dicen:
- Mirá no me importa que tan lejos tuviste que ir, hacer ese
viaje, por este libro, no vale la pena, acá a seis cuadras hay una biblioteca
para ir a ver.
- Bueno, como iba a saber que era un viaje perdido, a veces
en el campo se rescata algo bueno.
- Cuanto crees que le sacamos a esto.
- Dice 226 de ochocientos, por lo menos está numerado, mira
ponle trescientos, y pagamos el viaje y un poco más, no es tanta perdida.
- Bueno. Pasaste por la otra casa.
- Si.
- Ajá, te lo estabas guardando para el final. Qué
conseguiste.
- Nada.
- Dale.
- Mira.
-No?! Todos de Aguilar?
-Todos. Mira, mil y una noche de Cansinos.
- Vamos todavía. Esto si que esta bueno. Cuanto?
- Todo por quinientos.
- Quinientos? Esta bien. No le ofreciste menos.
- Vamos viejo. Mira, está el tomo uno de Dostoievski y el de
Mark Twain, más las mil completas, olvídate es un regalo, mira, Camus y
Pirandello.
- Si, la verdad que esta bien. Es un regalo. Mira lo que
compre yo.
- Bien, Perfume, Lem, Marquez, lindo che, hoy salimos del
poso, rompimos la racha de mierda.
- Loco esto está buenísimo. Uno cada uno.
- Bueno.
- Yo me quedo Camus.
- Puto. Dame Dosto.
- Bueno. Menos mal que nos fue bien. Llamó la bruja, quiere
plata.
- Que se valla a cagar la vieja de mierda.
- Bueno, le dije que pasara esta tarde, le voy a dar algo.
- ¿Qué? Estas loco. Ya fue eso. Déjame que la atienda yo esta
tarde, no le van quedar ganas de llamar más, vieja hija de puta.
- Mira, quedé en darle trescientos, y ya está, es lo último.
- Se aprovecha de ti, cuando estoy yo nunca aparece.
- Bueno pero ya terminamos, ya esta.
- Conchuda, la próxima vez le voy a partir la mesa en la
cabeza, haber que dice ahí.
- Bueno, otro tema. Vino el gordo.
- Otro hijo de puta.
- Nos ofreció el siguiente cambio. Nosotros le damos los de
Steinbeck de Caralt.
- Que se valla a cagar.
- Y él nos da la colección completa de siglo y medio de Eudeba, la de literatura argentina.
- El gordo no tiene esa serie completa ni en pedo.
- La tiene yo la vi.
- ¿De dónde mierda la sacó?
- No sé, se la cambiamos.
- Claro. Pero ¿por qué lo quiere cambiar?
- Al gordo le da asco el papel amarillo.
- Es un conchudo.
- Podes hablar un poco mejor.
- Anda a cagar.
- Shh viene gente. Esto de Aguilar esta increíble.
- Increíble.
Así, en la librería de usados.