Las empanadas de Don Julian.

A Don Julian Pereira lo que más le molestaba era que no le reconocieran las empanadas.
Si, el entendía que el repulgue es importante, también entendía que cuando venían los invitados lo que veían era a su mujer, al lado de la masa, repulgando, formando, y él yendo y viniendo con las bandejas al horno, si, eso era lo que la gente veía, pero y él, él hacia el relleno, cortaba la cebolla, cocinaba, condimentaba, y se lo dejaba listo a su mujer para que armara la empanada, y todo el mundo, que Martita que ricas empanadas, y las mejores empanadas son las de Martita, y nadie hace empanadas como Martita, y Martita que gracias gracias, y él con la bandeja, de un lado para otro llevando las empanadas, y había alguno que hasta le decía, que suerte que tiene usted Don Julian, que le hagan unas empanadas tan ricas, y el decía si si muy ricas, y era verdad, la masa de Marta era la más rica, las empanadas salían exquisitas, pero y el relleno pensaba él, eso no es importante, no es por lo menos la mitad de la empanada, no lo entendía eso don Julian, y aunque duro y macho le molestaba, porque cortar la cebolla lo ponía a llorar, y para que quedara bien la carne había que revolver con cuidado y pisarla despacio, y el pimiento si lo cortás muy grueso se siente mucho el sabor, y no es bueno, y la sal, tan complicado el tema de la sal pensaba don Julian, eso algo tiene que importar, aunque sea un poquito, pero no lo sabía, y le molestaba, le molestaba no saber si era importante, le molestaba no saber que era lo importante, y porque nadie le reconocía, aunque fuera un poquito, su trabajo en la empanada.  

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