La Carta.

     Me preguntas si quiero seguir en el mismo lugar para siempre, también me preguntas qué gano siendo como soy, pues dejame contarte una historia.
     Es verdad que si fuera un poco más inteligente no estaría en esta situación; quebrado, desconocido y solo. Siempre empiezo bien, todo, y más temprano que tarde mando todo al carajo. Uno de los ejemplos más claros de esto, es el de la carta y ese gran escritor, que no digo me hubiera podido ayudar con mi carrera, pero tal vez, era una puerta abierta, mucho más de lo que tengo ahora, que es nada.
     No puedo recordar con exactitud el contenido de la carta, sé que tengo pésima ortografía, y que no la revisé, así que seguro tenía mala presentación, por esos días, de vez en cuando, solía ingerir alguna bebida espirituosa, generalmente entre borracheras, así que puede que la carta no solo haya estado mal escrita, sino que además haya sido incongruente.
     La comunicación empezó con una carta que le escribí apropósito de uno de sus libros de ensayos. El libro me había encantado, tanto como para escribirle, y decirle sólo eso, me encantó tu libro. Su contestación fue un paquete con otros tres de sus libros autografiados, al principio me pareció un gesto un poco pomposo, pero con el tiempo me di cuenta de que era simplemente un buen gesto, cuando empecé a conocerlo me pareció un buen tipo, nunca hubo pretensión en sus palabras. Le contesté para agradecerle, y agregué algo de información personal, él me contestó e hizo lo mismo, así un par de cartas más, todas escritas en papel y mandadas por correo, todas correspondidas.
     Después leí la novela, esa que le ganó los premios y comenzó su ascenso, el producto que lo hizo famoso, y que yo leí autografiada por el autor. El libro me pareció una porquería, de principio a fin una completa basura, un libro viejo, ineficaz, largo, obsoleto y aburrido. Espero no hayan sido esas mis exactas palabras, pero no lo sé, no lo creo, aunque si estoy seguro que eso fue lo que quise decir, tal vez. Si recuerdo con claridad que le pedía, con toda la desfachatez y el despilfarro que me es innato, que me compartiera un texto más libre, no tan cuadrado, no tan pausado, tan armado, tan cauto, recuerdo que le pedía escritura de detrás de sus cuadernos, eso le pedí, le dije al escritor venerado "oye, por que no me compartes algo de lo que tienes escrito detrás de los cuadernos", esa escritura, esas notas, eso era lo que me interesaba de la ficción de ese hombre. Pensaba, este hombre que puede escribir ensayos tan lucidos sobre la condición humana, que puede encontrar ese denominador común que nos une a todos más allá de la cultura, y lo puede controlar con ejemplos concretos, ese mismo hombre, escribe una ficción dura, durisima y de manual, cómo puede ser esto, hay algo más acá, algo que se esconde, algo que no se muestra, algo que no quiere mostrar. Tal vez, me imaginé, que él no deseaba mostrarlo, tal vez que su editor lo mantenía a raya, no se le permitía un texto libre por miedo al mercado, él a lo mejor simplemente respondía a un pedido, era un gran carpintero al servicio de un arquitecto mediocre, simplemente había que pedírselo. No lo sé, ni siquiera sé si habrá entendido la analogía, a lo mejor nunca escribió en un cuaderno, nunca trabajó sus textos con lápiz y papel, y por ende nunca sintió esa necesidad de ir a atrás y escribir cualquier cosa, disparates, subjetividades, imágenes. La parte de atrás del cuaderno es dónde van a morir todas las imágenes que no se pueden vender, que no han pasado una traducción, un moldeamiento. A lo mejor siempre fue un escritor de computadora, los escritores de computadora son más duros, pero no lo sé, no sé nada, y no creo que vaya a saberlo porque siempre, en todo lo que hago, termino saboteándome antes de conocer el final.
       Esa carta fue la ultima en nuestra pequeña comunicación. Después le envié una edición económica y artesanal de uno de mis libros, uno muy malo, un desastre realmente, pero era lo único que tenía y sentía que algo tenía que darle, le envié una postal, intenté mantener la conversación, pero nada. ¿Mucha confianza? ¿Disparate? ¿Mala educación? todas. Merezco el silencio.
     ¿Lo lamento? no, la verdad que no. Creo que igual la relación no hubiera llegado a nada, porque después de todo soy un boca floja, diría algo incorrecto tarde o temprano, no sé comportarme, por otra lado, si me hubiera contestado, si hubiera aceptado el delirio, tal vez seriamos ahora grandes amigos, y él es un gran escritor, estoy seguro que leer las notas de detrás de sus cuadernos debe ser un placer, después de todo no era un pedido tan injusto, no, no me arrepiento.
     Así que no, no me gusta estar en este lugar, no gano nada siendo como soy, lo que pasa es que no me interesa lo frío y distante, lo mediocre, lo armado, yo voy por todo, por la verdad, sino, no me interesa.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aún sigo preguntándome si esto es autorreferencial, o no.

Ya que comienzas tu cuento hablándole a alguien, me tomé el atrevimiento de escribir mi propio cuento, como si fuese escrito por ese destinatario al que le hablas en el primer párrafo.

"La respuesta".

Querido amigo, si es que puedo llamarte así, ya que con lo que acabas de contarme me queda claro que eres una de esas personas que difícilmente puedan llegar a crear una relación de amistad, pues tu visión tan subjetiva del mundo que te hace creerte dueño de la única verdad existente, te termina convirtiendo en una persona egoísta que difícilmente se sienta cómoda relacionándose con otra persona que no sea ella misma.

Aceptas tus defectos en varias oportunidades, aunque dudo que eso sea una mirada honesta de tus errores, sino más bien un método para demostrarte a ti mismo que eres capaz de hacerte una autocrítica para así, desvalorar las posibles críticas que puedas recibir de los otros. Tu forma de ser te crea una necesidad por buscar una respuesta a cada pregunta, lo que te obliga a tener que saber que está mal en ti.

Te gusta prejuzgar, y lo demuestras al tomar un gesto como el que hizo el escritor como una actitud negativa, pero lo peor es que luego de darte cuenta que su actitud fue solo un buen gesto, tuviste el atrevimiento de escribir una carta criticando su obra, como si tu experiencia de lector te diera el derecho de hacerlo. El hombre compartió contigo su arte, y tú, creyéndote un gran crítico, opinaste desde tu objetiva subjetividad haciendo algo que cualquier persona educada que vive en sociedad y con la capacidad de razonar debería saber que es incorrecto. Mi opinión es que deberías haberle agradecido y tomar lo positivo de su texto y olvidar lo negativo. Nadie que tenga controlado su propio ego, te volvería a escribir luego de lo que hiciste. Ese escritor ha demostrado ser mucho más inteligente que ti, simplemente haciendo oídos sordos a tus palabras necias.

¿Cuál es ese poder y conocimiento tan objetivo que tienes que te permite expresar tu punto de vista como si fuese la única verdad? ¿Haber leído 200 o 20.000 cuentos? Al criticar solo dejas tomar el poder de tu persona a tu propio ego, que intenta demostrar cuanto más sabes que el otro. Con que otra razón enviarías un libro tuyo a ese escritor, luego de semejante falta de respeto hacia ese pobre hombre, porque más allá de ser escritor, o de tener reconocimiento, es un hombre con sentimientos que probablemente escribe para compartir con quien lee, en cambio tú pareciera que solo quieres leer para saciar esa sed que tienes de conocimiento y saber. Crees que el escritor tiene la obligación de entretenerte, y si no lo hace o no te gusta su modo, lo criticas y lo matas.

Al leer tu cuento me preguntaba: ¿De qué trata esto? y entonces lo entendí, esto no trata de una aburrida anécdota sobre el día que contactaste con el escritor, se trata de anécdota que habla sobre tus defectos, un cuento que habla de ti, como iba a ser de otra manera, si eres una persona que solo le interesa su propio mundo.

Dices no arrepentirte por haber reclamado al escritor que escriba para ti. ¿Acaso crees que por comprar su libro tienes el derecho a decirle que hacer, o como hacerlo? Si lo frio, distante y mediocre no te gusta deberías simplemente dejarlo a un lado y seguir tu búsqueda de esa verdad que, lamento decirte, jamás encontraras, porque le verdad solo puede ser vista a través de los ojos del necio, o del loco, los demás sabemos que la verdad es solo un punto de vista, que tal vez mañana, sea completamente opuesta al punto de vista que tenemos hoy.

Como reflexión final te diré:
La literatura, mediante el uso de la palabra, tiene el poder de unir al mundo generando empatía y abriendo canales de comunicación, mientras sigas prefiriendo usar esa capacidad para confrontar, criticar y aislarte de los demás jamás serás digno de tal poder. Deja de desperdiciarlo, haz una autocrítica, controla tu ego y recién después intenta expresar tus ideas.

Almas gemelas.

- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...