No es fácil
ser honesto con
la tristeza;
es tabú,
es pornografía.
La tristeza es desnudez.
No es la rabia
que se esconde en la violencia,
o la melancolía
que corre tras el suspiro,
ni el dolor
que corre con la lágrima.
La tristeza no tiene escudo,
no tiene excusa,
no es una carencia,
no es una emoción,
dista mucho de revelar
un significado.
La tristeza es lo que queda cuando
todas esas cosas se han caído.
Es si acaso una oportunidad,
un suspiro,
que muy lentamente
y
con un cariño sincero,
te recuerda tu humanidad.
Hay que ser honesto con la tristeza.
Pobre aquel que se ofende con la
desnudez,
pobre aquel que mira para otro lado
frente a las verdades del
cuerpo y de la mente,
que predica que no se muestre la piel,
los muslos,
los pezones,
que no se muestre
eso que puede causar vergüenza.
Aceptar la tristeza como los lunares,
las cicatrices,
la vejez.
Satisfecho y hasta feliz
de estar triste.
Honesto.
1 comentario:
Se puede contra ella !!!
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