Amor sin hijos.

1. "Te cambia la vida", "Te da mucha fuerza", "Ves todo de otra manera". Frases utilizadas para describir la experiencia de tener hijos, que también se usan cuando se tiene una enfermedad terminal, o cuando te vuelves millonario. No todo lo que te determina y modifica tus decisiones es necesariamente bueno, es simplemente eso, algo que te determina y modifica tu visión y tu percepción de la realidad.

2. Como todo lo real tener hijos tiene cosas buenas y malas, pero por qué existe un énfasis tan grande en unir a los niños con la felicidad. Nuestro concepto de felicidad es aprendido. Todo lo que se me ha enseñado ha sido por un fin.

3. El sistema es el que me enseña. La principal tarea de un sistema es perpetuarse a si mismo. La vida del hombre, consumidor, es finita, obviamente se necesitan más hombres para seguir consumiendo. ¿Existe la sobre población para el sistema? por supuesto que no, al dueño del negocio poco le importa quedarse sin mercadería, su problema es el contrario. El único producto que el sistema no puede vender lo une a una excusa para consumir. El amor hacia los hijos está unido a la calidad de sus cosas.

4. ¿Qué es el amor? ¿A quién está destinado? ¿Quién puede medir su intensidad? Con qué autoridad puede un ser humano decirle a otro que existen calidades de amor, o lazos de el mismo que pueden ser más fuertes que otros. El amor adora el acto y aborrece la palabra. La renuncia es el acto de un entrenamiento, es la expresión de una conducta. Dejar de hacer o hacer por otro no es un acto de amor, es un acto de fuerza. Cada quién sabe cómo ama y de qué manera, no hay modo para el amor.

5. La Naturaleza. Yo escribo, leo, me visto, voy al baño en un cubículo que maneja mis residuos para que yo pueda vivir de una manera higiénica, porque conozco de microorganismos. Respiro, como, me entreno, cosecho vegetales de mi huerta y tengo internet. Lejos estoy del cavernícola que se mueve por instinto. Por qué si no puedo usar la excusa de la naturaleza para robar, matar o violar, la puedo utilizar para el hecho biológico de tener hijos. Hoy en día la mayoría de los niños se tienen bajo un "plan" absolutamente antinatural. La mujer está dispuesta a tener hijos desde el momento de su desarrollo, que ocurre bajo la mayoría de edad, en la cual no puede tener relaciones sexuales de manera libre, el estado administra la edad adecuada para la concepción, por lo cual lo único natural que queda es el embarazo mismo y el parto, que aunque un grupo pequeño de la población decide hacerlo de manera "natural", no es la mayoría, y no es algo que este disponible a un nivel popular. Tener hijos hoy en día no es un acto libre y natural, al contrario, está absolutamente regulado y controlado. No solo eso, una vez que el bebe se convierte en niño, se controla todo su crecimiento, y los padres están obligados a rendir cuentas frente al estado sobre el desarrollo del mismo.

6. El control. Desde que la historia es historia, a las mujeres se les une a sus hijos y se les pone en un lugar detrás de su descendencia bajo la excusa de la responsabilidad y las creencias culturales y religiosas. A los hombres se nos implanta también el discurso de la responsabilidad junto con la mentira de tener la tarea sagrada de "guiar a la familia". Así ambos, padre y madre, quedan libres de hacer, siempre y cuando sus actos no afecten al hijo según estándares sociales. Quedan mutilados, el ejemplo perfecto un hombre o mujer sin hijos puede hacer todo lo que uno con hijos puede, viceversa no es el mismo caso. Los padres quedan encerrados en horarios, tareas económicas y responsabilidades civiles. A cambio de esto el sistema les dice que están experimentando la felicidad, y se nutre el concepto de nicho, de paréntesis.

7. En vez de rendirse al embudo familiar aceptar el abanico comunitario. No necesitar la excusa de la linea sanguínea para dar y recibir amor. Que los sentimientos sean libres.

8 . La felicidad como bienestar y la ausencia de malestar. Amar libremente, tener tiempo para trabajar por toda la comunidad y no para un solo individuo que pertenezca a esta.

9. La experiencia no es transmisible. Experimentar la vida sin hijos es tan "especial" como tenerlos. Son experiencias diferentes. Intentar medir la calidad de una experiencia es ridículo.

10. Tener hijos como un acto biológico y experimentar a partir de la realidad. 

11. Como ejercicio práctico. Mirar a los adultos mayores de 30, ver cuantos tienen hijos y preguntarse: ¿por qué? 

Romper.


Despacio. Ahora caminar es lo suyo. Otros fueron los tiempos de la efectividad. Ahora camina. Tiene que pagar las cuentas y se va por la playa, con el perro, que va saltando y persiguiendo las gaviotas, un perro grande y peludo, y negro. El perro está todo sucio, a él le encanta. Él también está muy sucio, antes estaba limpio, muy limpio, su mujer le lavaba y planchaba la ropa, y cambiaba las sábanas de la cama y lavaba los platos. Y ahora extraña a su mujer pero no extraña lo limpio. Lo limpio no le importa, pero si extraña a su mujer. Va caminando, ya no tiene tiempo para ser delgado, pero si ha bajado de peso. Se está cocinando, cosas simples, compra milanesas hechas, o bifes de carne, se hace salsas para comer con fideos, ha hecho dos guisos, los dos de lentejas, y le han salido bastante bien. Dejó las gaseosas y la cerveza, toma vino. Sigue caminando. Le preocupa un poco su hijo, no su hija, su hija es fuerte y es mujer, pero su hijo es débil y es hombre, le preocupa que finalmente pierda el control, que ceda frente a la presión. Mucha presión, siempre lo pensó. Él sabía que cuando actuaba mal era por la presión, sabía que podía cambiarlo, pero no lo hacia, demasiada presión como para cambiar curso. Por eso salió cuando pudo, cuando se liberó todo un poco, todo más suelto, todo un poco más libre. Lo piensa, y lo sabe. Cuando el envase se rompe se libera el contenido. En eso piensa ahora, mientras camina por la playa y piensa en el pasado, piensa en que hay que romper el envase para liberar el contenido.  

Vickvaporub

- El vickvaporub me recuerda a mi casa, a mi cama cuando era pequeño, a la seguridad de mi hogar.
- Por eso te lo comes?
- No, me lo como porque estoy loco.

Pienso en mi.


No son dos los que hablan, soy yo que me digo, y soy yo quién acepta. Cómo puede ser esto. Cual es el desdoblamiento macabro que ocurre dentro mío. Cómo hay dos en el lugar en el que solo puede haber uno. Son todos dos, cómo serán los otros. Sé que hay dos, no sé quién de los dos es quién, y peor aún, no sé cual de los dos soy yo. Esta batalla es horrible, y solo recientemente pude encontrar manera de identificar uno de mis yo, y es que uno es ofensivo y productivo, el otro yo sufre esto, y así reconozco uno del otro, porque lo reconozco en el sufrimiento, la característica productiva de mi yo ofensivo no le permite la reflexión, por lo tanto no hay sentimientos. Lo que ocurre es que ese yo, el productivo, con el aliento adecuado por parte de la realidad, baja la guardia, y ahí en la falta de productividad se encuentra en control el yo reflexivo que detiene por completo al yo activo, porque su carácter estacionario no le permite generar nada, pero en la reflexión se recuerda de las cosas que hizo el yo ofensivo y se siente mal, y así hasta que este sentirse mal deja un espacio en el que el yo ofensivo logra generar algo, lo que sea y toma el control. Así todos mis días. A veces uno de los dos yo logra control por un largo periodo de tiempo, en una de esa veces el yo ofensivo escribió una novela, en otra el reflexivo me hizo leer a Perec. Estas personalidades exceden lo literario, el ofensivo me hizo adicto a la entraña jugosa y al vino de damajuana, el pasivo perdió diez kilos y aprendió a surfar. Esta batalla algún día tiene que terminar, no lo ha hecho hasta el momento, porque aquello que alienta el cambio, aquello que no deja que resurja un yo sin conflicto, es el miedo. Pero el miedo es escurridizo, es tramposo, es mágico, se esconde tras capas, todas diferentes, que mutan, como el miedo mismo, por eso para atacar al miedo hay que ser un estratega, un matemático más que un lingüista, y tener por supuesto espacio para la improvisación, para la poesía, el principio de incertidumbre de toda ecuación real. Mientras escribo esto no sé cual de mis dos yo está en control, algo de mí me dice que el reflexivo puede estar mutando y convirtiéndose en un hacedor de reflexión, pero el hacedor no es de fiar, puede hacerte creer cualquier cosa con tal de estar haciendo.   

Tres tiros en la cabeza.


No quisiera con esta historia violenta asustar a mis muy apreciados clientes, pero se me hace muy difícil no contar la historia de Leónidas y sus tres tiros en la cabeza. Bien sé que los compradores de libros son comunes, pero los enfermos de los libros no lo son, que ya cuando alguien se para en la mesa y sabe mucho más del común te enfrentas a un especialista de algún tipo, y ya cuando se ve que alguien conoce mucho más pero no se jacta de mostrarlo, estás frente a un enfermo de los libros. Acá hablo de enfermedad no como la condición que daña al prójimo con respecto a una salud, sino como algo que lo encierra en una salud sin dejarlo ver el resto. Visiones sobre la salud y la enfermedad hay muchas, mejor no entrar en ese tema. Leónidas era un conocido maleante de la zona, se le atribuían cuatro muertos, dos justificados. Su muerte a nadie sorprendió, y los sospechosos del común son dos o tres. Tres tiros le dieron y lo echaron en una zanja del monte, cerca de la ruta. Rumores y policiales que tienen que ver conmigo y mi mesa de libros por el carácter de enfermo por los libros que sufría tan placenteramente Leónidas, me atrevo a decir sin ninguna duda, mi mejor cliente. Acá como la salud y la enfermedad podríamos debatir por páginas sobre lo que significa educación y violencia y los tratos que la sociedad asigna a sus conceptos, pero también es muy largo y no es el tema en cuestión. Se me hace difícil no contar la historia de Leónidas porque su muerte me crea un conflicto real del día a día, su muerte ha afectado mi economía. Esta situación de desconcierto me lleva al papel y a la historia. La historia es la siguiente: a Leónidas lo levantan de su rancho de madera a eso de las dos de la mañana con la excusa de completar una compra de droga, aunque enemigos en distintas ocasiones con el chofer , único ocupante del vehículo y arquitecto del trato, Leónidas no se podía permitir dejarlo pasar por motivos económicos, inteligente el arquitecto que sabe los caminos de la avaricia, una vez en el auto se dirigen hacía el próximo pueblo, noche veraniega, vidrios abajo, algo de música, el conductor se detiene al costado de la ruta de manera casi abrupta pero no sobresaltada, y esgrima la historia de las ganas de mear, antes aún de que el auto se detenga por completo, el socio del arquitecto y ahora también nuevo barón de la droga, le da el primer tiro a Leónidas en la cabeza, por todo lo que estaba pasando el tiro fue mortal pero no fulminante, acá abren la puerta y tiran el cuerpo a fuera del camino dónde el hombre es liquidado. Sí, es una historia simple y sin sorpresas. Me siento un poco vil al contarla, no porque me entristezca su muerte, sino porque he perdido a mi mejor cliente. Qué dice eso de la vida? de las relaciones? de los conceptos? Un conocido criminal y lector insaciable es asesinado, sin familia y sin amigos es recordado en esta infame elegía por su librero, que va a extrañar su dinero.   

La Muchacha y su bicicleta.


La Muchacha salió de su casa en bicicleta. Agarró por el camino de tierra hacia el almacén para ir a comprar un par de chorizos. Hoy hacía refrito de garbanzos. Su perro la miró desde la tranquera, ella lo dejó encerrado, no quería que la siguieran, no quería ir con nadie, quería ir sola con su bicicleta. El vestido de flores ondulando suelto, a veces el viento se lo levanta y se le ven los muslos, fuertes y regordetes, también lleva el pelo suelto y el viento ahí también hace de las suyas entre los rulos. Sola. El sol le empieza a calentar la cabeza, el cuello genera una ligera transpiración. Que lindo es salir sola. Le encanta salir sola en su bicicleta, y entonces piensa, "es muy lindo estar sola y pasear en mi bicicleta, mira que bici me compré, está hermosa y es tan nueva y tan cómoda, y me la compré yo, con mi dinero, con mi trabajo, quiero andar más, quiero ir un poco más lejos, que cerca que está este almacén".  La muchacha llegó a la costanera, vio la espuma de las olas, sintió el olor del mar y sus pulmones se llenaron de plenitud, se empezó a reír y le encantó hacerlo y pensó, "Que lindo reírse y que nadie te pregunte por qué". Entonces la muchacha llegó hasta el almacén, pero no paró, siguió, y se fue a comprar los chorizos a otro lado, a un lugar más lejos.    

Almas gemelas.

- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...