Yo vivo de la confusión.
Todo el mundo está equivocado, y eso es lucrativo. Las personas
viven tan dentro de la confusión, que de la única manera que se les
puede llegar, es engañándolas. Por supuesto es dura la tarea de
aquel que tiene que revelar la verdad, ya que su mejor herramienta,
es la mentira, paradójico y frustrante. Son muchos los héroes que
necesitan encubrir su hacer para desarrollar su talento, pero de todos los que conozco, el más
extraordinario es Horus el Visionario. Yo tengo una tienda de
disfraces, y la mayoría de mis clientes no vienen a buscar
diversión, vienen a buscar implementos de trabajo.
Si, claro está que
Halloween cierra los números del año, pero es el día a día del
trabajo común del engaño lo que mantiene el negocio a flote. Los
conozco a todos, falsos policías, bomberos, maestras, delincuentes,
vagabundos, muchas veces vivos y triquiñuelos, pero otras tantas,
personas que pueden ver otra verdad y se ven condenadas a la mentira.
Cómo dije antes, Horus el Visionario es el mejor ejemplo de ellos.
He aquí un hombre
que verdaderamente puede ver el futuro. Horus toma tu mano, te mira
los ojos y con la celeridad y la firmeza de un hombre de verdad, te
puede revelar las más intrincadas ramas de tu futuro. Una
herramienta valiosa pensará usted, si, pero también una maldición.
El poder de Horus solo funciona bajo una presión absoluta de
mentiras. Por todos los medios ha intentado acceder a sus visiones en
la presencia de un ambiente verdadero, pero por algún capricho del
mismo dador de sus poderes, no se le da. Así que Horus tiene que
recurrir al engaño y la mentira para ejercer de mensajero, mientras otros vienen a mí por decisión para conseguir una meta, Horus viene a cumplir su condena. Yo le proveo con batas de
colores, sombreros puntiagudos, estrellas plásticas y varas
plásticas que parecen de madera. A veces Horus prefiere un look de
época, y es vestido con las mejores réplicas de los mejores trajes
del pasado. A veces el mercado lo lleva a una cultura en particular.
Así accede a su visión como Merlin, como Visionario de los años
veinte o como un Jefe Indio, y nunca falta el muy popular Gurú. Pero
los trajes no son suficientes. Horus debe promocionarse dentro de la
mentira y con la mentira para que sus visiones sean certeras. Así
que se anuncia entre los ladrones, los aprovechadores y los
inescrupulosos, sus volantes cuelgan de los postes de luz más
olvidados, y sus anuncios aparecen en los diarios más amarillentos.
Pocos saben que esa visión que recogieron de un Merlin en una plaza,
por unas cuantas monedas, es tan acertada como el presente mismo.
No son pocos como
Horus los que pasan por acá buscando la manera de mostrar su
verdad, pero de todos, es el destino de Horus el que me parece más
traumático.
Pocos se pueden
imaginar el sufrimiento del clarividente.
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