Samuel Schuberstein era un fanático irremediable de la obra de Johann Sebastian Bach. Cuando lo mencionaba en reuniones sociales, sus ojos mostraban una alegría inconmensurable que sus conocidos celebraban, porque por supuesto, era contagiosa. El conocido minimalista escapaba de su disciplina y se explayaba sobre la obra del conocido compositor. Sus manos se volvían elocuentes, su voz levantaba tono, sus ademanes eran más sueltos. El autor, hasta se daba el lujo de incurrir en el misticismo. Siempre llegaba a la conclusión de que el poder de Bach era la intuición, y su validez absoluta, que era un camino concreto, acá, se borraban todas las lineas, el proceso de hombre como tal era todo para el autor, un desarrollo intuitivo y lineal era ambos, respuesta y método, y su encuentro podría ser transmitido con el lenguaje correcto, de ahí, su búsqueda. Incontables noches Schuberstein se pasó escuchando los "vertiginosos acantilados sucesivos" tan frecuentes en la obra de Bach. El autor nunca escribió nada sobre el músico, los conocedores de la obra de Schuberstein lo entienden perfectamente.
Algunos ejemplos de los cuadernos de Samuel Schuberstein.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
LENGUAJE, CONCIENCIA Y EL YO DIVIDIDO
LENGUAJE, CONCIENCIA Y EL YO DIVIDIDO por Hector Baptista --- CONTENIDO PARTE I: La idea original PARTE II: El mecanismo de distorsión — Si...
-
LENGUAJE, CONCIENCIA Y EL YO DIVIDIDO por Hector Baptista --- CONTENIDO PARTE I: La idea original PARTE II: El mecanismo de distorsión — Si...
-
No me falta información. Solo un refinamiento de los verbos y cierta comprensión de los adjetivos, o era sustantivos...
-
El "Ulises" de Joyce es fácil de leer, pero esto no es lo que se escucha, escuchamos lo contrario. Basta sond...
No hay comentarios:
Publicar un comentario