La verdad sobre el asesino del parque San Martin


Cuando asesinaron de tres balazos, realmente tiraron nueve pero el homicida bisoño no derrocha en puntería, a German el nazi justiciero, en la calle se habló de un castigo por parte del Topo y sus delivery de drogas, por un momento hasta yo pensé que esa historia podía ser cierta, y tenía sentido, ya había llevado a juicio a dos y estaba realizando averiguaciones sobre el tercero, unas semanas atrás se había envalentonado con un treinta y ocho sobre la puerta de la casa de un pudiente, en plena transacción el delivery todavía sosteniendo la mercancía y el comprador en pantuflas con la plata en mano, la escena no terminó en tiros por que el delivery quiso proteger la identidad del comprador desapareciendo como prueba, astuto el muchacho, violento el German, torpe el cliente, así que todos aceptamos la historia. Aunque buen cliente, el German no dejaba de ser Nazi, no jugaba al ajedrez con las piezas negras, todos los libros de la segunda guerra eran mentira, igual me los compraba, para después desmentirlos, y su placer por el ocultismo era del negro, que aunque acá también pagaba con creces un hallazgo extraordinario, uno no se siente muy bien cuando vende un libro de hechizos de probada efectividad a alguien que de entrada se muestra oscuro, así que todos aceptamos que German el Nazi fuera baleado en la puerta de su casa, por un ajuste de drogas, ahora, unos días después, tres días para ser exactos, Hugo, el comprador compulsivo que me pide una bolsa por libro, pasa buscando libros de ciencia y más precisamente sobre el método científico, y me pregunta si tengo algún específico sobre el desarrollo completo de un experimento, tenía un libro de Manilow, uno de Fabre y uno de Wacquant, el de boxeo, y como el vendedor de libros que consume su mercancía es un mago en hilar un tema con una necesidad para conseguir una venta, le vendí los tres, y cuando se iba su ego no lo dejó y Hugo me dijo, la perfección está en la práctica, y así se fue el hombre, y me recordé de esa vez que me dijo, quién sabe por qué, aunque al vendedor de libros algo de confesor le ven, yo tengo el método perfecto para matar a alguien espero nunca tener que utilizarlo pero a los míos los protejo, a lo que yo le contesté, si lo cuentas no es perfecto, y él me contestó, no te lo conté, y yo le dije, tampoco es perfecto eso que no se puede practicar, y ahí quedó la cosa y el hombre se fue con su bolsa, en la que mete todas las bolsas, por supuesto que el hombre puede estar practicando cualquier cosa, y no hay indicio alguno o prueba concreta de un supuesto que todavía no es explicado como tal, pero resulta que también recordé aquella vez, que por pura casualidad, mientras Jugaba ajedrez con el Roberto, el German observando y el Hugo comprando, este último me preguntó un precio, a lo que German contestó, ese libro no vale nada, de un libro sobre Sócrates hablamos, La Muerte de Sócrates de Robert Waterfield para ser precisos,  acá Hugo lector incansable de los clásicos griegos y fanático de la libertad y el libre pensamiento, se enganchó en una discusión con el Justiciero Nazi, la discusión fue resuelta por un tercer integrante de la mesa, esta del sexo femenino, que con su buen aspecto preguntó un precio y disipó los conflictos, que todos se rinden ante la belleza, y en una futura compra Hugo me preguntó por tal individuo, y seguro a otros habrá preguntado y todos habrán respondido, es un Nazi, así que yo me quedé con esos recuerdos, masticándolos, y cuando ocurrió el asesinato del turista Belga y a los tres días volvió a pasar el Hugo y me recuerda sobre la práctica y la perfección, y cuando encontraron el cadáver del jugador de fútbol apuñalado entre los árboles, y a los tres días de la noticia pasa Hugo y me recuerda sobre la práctica y la perfección, yo lo retengo y le pregunto si se recuerda de German, del Nazi, y me dice, si el antisocrático el enemigo del pensamiento, le pregunté si sabía cómo lo habían matado, si había escuchado algo que en los diarios nada dijeron del cómo, él me dijo, nada sé lo mismo que saben todos y se cuenta por las calles que mientras abría la puerta de su casa alguien se le acercó por detrás y le pegó tres tiros en el pecho y después descargo el resto del arma en el pasillo.       

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusto

Almas gemelas.

- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...