Rogain.

- María has notado que Ernesto tiene más pelo.
- Qué Ernesto?
- El jardinero.
- Qué?
- Si, Ernesto el jardinero, me parece que tiene más pelo, menos entradas.
- Y?
- Cómo Y? el está saliendo con Julia, y bueno, me parece que lo quiere ver bien, más guapo, así que bueno, a mi me está faltando el Rogain.
- Qué?
- Si me está faltando el Rogain. 
- Me estas diciendo que la mujer que limpia y el jardinero te robaron el Rogain?
- No todo, pero yo he visto que ha bajado un poco.
- Eres un imbécil.
- Pero para, no soy yo el que está en juicio, tiene o no más pelo?
- Qué se yo? qué importa. 
- Es caro.
- Ya sé que es caro. Duérmete hazme el favor.
- No te preocupa?
- Duérmete.
- .
- .

- Me están robando el Rogain. 

Los Milagros de Mandelbaum.

Los tres milagros de Mandelbaum fueron los siguientes:

1) Fumar el mismo cigarrillo durante 27 horas. Mandelbaum se armó un cigarrillo de tabaco negro  lo fumó durante 27 horas mientras charlaba con diferentes grupos sobre la influencia de la religión en el logos.  El cigarrillo nunca se apagó.

2) Exprimir dos litros de jugo de media naranja. Testigos confirman que Mandelbaum se estaba haciendo un jugo con un exprimidor manual, y mientras exprimía media naranja sobre una jarra sus ojos se pusieron en blanco y empezó a balbucear palabras inentendibles, había entrado en trance, dicen que le duró unos tres minutos, cuando salió del mismo la jarra estaba llena de jugo, dos litros.


3) Cargar una piedra de 135 kilos. Durante la construcción de la casa de piedra en la montaña, el grupo se dividió para ir a buscar piedras, Mandelbaum apareció cargando, sin esfuerzo una piedra de 135 kilos, y la posó en la esquina de la casa, dónde todavía está, el resto de las piedras que trajo eran de más o menos dos kilos. Se le preguntó sobre el hecho y dijo “no me di cuenta de cuanto pesaba, solo me gustó y la llevé”.   

- De qué quieres hablar?

- De los años posteriores al accidente, tengo entendido que estuvo en rehabilitación un tiempo. No sabemos mucho de esa época, es un espacio en blanco.
- Yo tampoco recuerdo mucho. Me parece que ese fue el tiempo en el que volví a vivir con mis padres.
- Alguna victima esos años.
- Victima? Hay victimas todos los años, en todas partes.
- Asesinó a alguien durante esos años?
- No. Ya lo dije, el primero fue el primero, punto.
- Qué recuerda de esos años?
- Ya le dije que no recuerdo mucho. Recuerdo una cosa, que recordé por primera vez mientras asesinaba a la mujer del viejo Rosas yo
- Su tercera victima.
- Tienes una desagradable costumbre de interrumpir, raro, porque se supone que me quieres escuchar, como todo profesional resulta que eres un mediocre en la práctica.
- Disculpe, continúe.
- Bueno, recuerdo que estaba entrando tarde a mi casa, había salido a caminar por el barrio, la ventana de mis viejos daba al pasillo de entrada, y era de madrugada, yo estaba entrando y lo escuché a mi viejo hablar, decía que a él lo que le hubiera gustado hacer era quemar iglesias, hacer una revolución. Mi viejo jugó la cartas que le repartieron, trabajó y se dejó llevar por la corriente, nunca estuvo preso, nunca tuvo problemas con la ley, nunca se peleo con un vecino, iba tan fácil a dónde le proponían, no imponía su paso, impresionante cómo logró reprimir a tal nivel sus verdadero ser, me dio mucha pena, pensar que alguien había caído tan lejos de sus deseos, de sus propósitos, me dio lastima que alguien viera el pasado y encontrara pesar. Me dan lastima las vidas desperdiciadas, las vidas que no han llegado a ser.
- Es una contradicción no le parece. Porque gracias a usted muchas vidas no han llegado a ser. Cómo puede hacer algo que lo hace sentir mal? 
- En serio? esa es tu pregunta. Qué te crees que porque soy un asesino no tengo sentimientos, que estoy exento de la condición humana. No eres una persona muy inteligente.

Ayer me fumé un porro con Vargas LLosa.

     Resulta que voy caminando por la playa a eso de las cuatro o cinco, a la tardecita, el día estaba caliente, el cielo estaba algo nublado, así que el sol no molestaba, y veo a un señor gordito, en tanga negra, caminar hacia mi, a medida que se acercaba se me iba haciendo conocido, cuando estoy por cruzármelo lo reconozco, me sorprendo y me sale con sorpresa, “coño tu eres Vargas Llosa” el hombre contestó que si con una sonrisa, le pregunto, “qué hace por estos lados señor, tiene casa por acá o está de vacaciones”, el  contesta, “Vacaciones, y un poco de trabajo, estoy terminando una novela”. A mi no me gusta mucho lo que él escribe, pero quién soy yo para criticar, él se queda ahí parado como esperando conversación y yo, si, por que no, también tengo ganas de charlar, sobre el Nobel, el mundo editorial, el mercado, a si que le pregunto, “Sr. Vargas Llosa, armamos uno?”, y ni lento ni perezoso me dice, “claro que si”. Estábamos justo a mitad de camino entre la placita del hotel, la que tiene los banquitos sobre la playa, dónde esta el bote abandonado, y la cuesta de la virgen, ahí arriba en el mirador se puede sentar uno y ver el mar, y el puerto, estábamos frente a Rastalandia, ya cerrado como todo fuera de temporada, le pregunté “Vamos o volvemos?” , “Volvamos” me dice, esto me llamó poderosamente la atención, yo hubiera pensado que un Nobel va siempre para delante y para arriba, pero bueno, volvimos.
     Vargas Llosa cargaba una mariconera, muy bonita, de cuero, cuando nos sentamos y yo saqué mi paragua el me dijo que no, que armábamos uno de los suyos, y acá viene Mario y saca una flor hermosa, toda gomosa, con un olor fuerte, fresco, se sonríe y me dice “las ventajas de la fama”.
Apenas encendimos Mario empezó a hablar de la novela como un edificio, decía que era una estructura que necesita estudio, planeamiento, tiempo y calidad constructiva para no desmoronarse, estuvo un rato largo hablando sobre esto, en un momento le comenté algo de Perec y de su Vida Instrucciones de Uso, pero no sé si no me escuchó o si se hizo el desentendido, pero no me dijo nada, se quedó entre pensativo y fastidiado, yo aproveché el silencio y me quedé pensando en ese título, y en la valentía de Perec al ponerlo. Y ahí me quedé mirando el mar y pensando en eso, al rato le digo a Mario, “que me dices de los títulos, algunos títulos son tan valientes”, “si”, me contesta, “algunos lo son”. Y que hace que un título sea valiente, me pregunto yo, las palabras soases son más llamativas que valientes, y la picardía es desdeñosa, así que le pregunto al Nobel que tengo al lado, “De dónde proviene la valentía de un título”, y el me contesta, “de la información, te preguntas qué información es valiente, valiente es todo aquello que se adentra en las profundidades, con o sin miedo, el miedo no tiene que ver con la valentía, el miedo no es ajeno al valiente, entonces un titulo valiente es aquel que se adentra a las profundidades, que se pierde y que te lleva, que se abre camino”, muy lindo, por eso les dan el nobel. Para mí la valentía es jugársela, nada más.
      Las flores eran tan suaves que prácticamente las fumaba uno por el sabor, aunque también hacían efecto,  se notaba una disminución importante en la ansiedad, un ligero aumento en el apetito. La tarde caía suavemente, había un poco de viento, pero el sol todavía calentaba. Mario se paró y me dijo que lo esperaban para comer, nos despedimos y lo vi marchar para el lado de Arachania, siguiendo su camino, yo me saqué la ropa y me metí un rato en la playa, tenía que ir a comprar clavos para terminar lo que estoy haciendo, ayer fue martes, durante la semana la ferretería cierra a las ocho, así que todavía tenía tiempo.

Almas gemelas.

- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...