Quiero llegar a algún lado.


Es, al menos, razonable.

Eso de, quiero llega a algún lado, es un grito entendible, un reclamo justo.

Hasta el más logrado de los conformistas, entiende el llamado de la llegada.

La inconformidad, el gen alienígena, el que genera el arte, el entretenimiento, la deuda y la angustia, inconformidad que nos aleja con la creación de nuestro propio lenguaje, un lenguaje no natural, no biológico.

En la naturaleza no hay error. La inconformidad es un error. El hombre o no es natural o se salió de ella, de cualquier modo, hay un distanciamiento.

Quiero llegar a algún lado, gritó el conductor cansado y nervioso, y solo, sobre el cemento y entre chatarra combustible, leyes de transito y de física. Perdido. Un hombre perdido quiere llegar a algún lado, también un hombre con metas, también uno con inseguridades, sobre todo un hombre inconforme.

Decidieron por nosotros que había o no un Dios, que es bueno y con quien, en que tengo que gastar mí tiempo, cual es mi lenguaje. Entre lo que me dieron y lo poco que puedo conseguir hay un espacio, entre lo que soy y quiero ser hay otro, un tercero entre lo que me dicta mi naturaleza y lo que ordena la cultura. 

Espacios dentro de uno. Inconformidad, no conforme, no con forma, figura con espacios, no solida, no definida, alejada del modelo.

Qué modelo.

Alejado de la naturaleza.

Quiero llegar a algún lado, grita desesperado el hombre dentro de su impotencia.

Tal vez,

Quiero volver a la forma. 

No hay comentarios:

Almas gemelas.

- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...