- Yeny sal de ahí un segundo. Yeny. Yeny, sal. Yeny te estoy llamando, sal un segundo.
- ¿Qué quieres?
- Te puedes quedar acá un rato por favor.
- No me molestes, ya estuve acá durante la comida, y ya hice los ejercicios, déjame estar adentro.
- Yeny, por favor, un rato más, quédate conmigo, charlemos un poco.
- Nos vemos adentro si quieres, déjame estar.
- Yeny, no entres.
Pero Yeny ya no oyó estas últimas palabras, estaba sentada a su lado, pero totalmente ausente, Yeny estaba conectada.
Buba se levanta y va hacia el refrigerador, está cada vez más gordo, cada vez hace más ejercicios, pero parece no importar, ya leyó y sabe que los resultados son lentos, y esto lo desbalancea, no está acostumbrado a resultados lentos, y no puede dejar de comer, saca un trozo de queso amarillo, agarra el pan de arriba del refrigerador y se sienta en la pequeña mesa circular viendo a Yeny.
El departamento es pequeño, un ambiente único que integra cocina y estar, y un baño. Está limpio. Buba mantiene una casa ordenada. Pica un trozo de queso, un trozo de pan y empieza a comer fuerte pero educado. Come para no estar en línea. Lo sabe. Desde hace un tiempo, no sabe bien cómo o por qué, siente rechazo por la conexión. Buba quiere estar afuera, pero ya no sabe estar sólo. Si tan sólo Yeny lo acompañará un poco más, pero es mucho pedir, él lo sabe, ya pasa bastante tiempo desconectada, y lo hace por él. Yeny es hermosa, esta hermosura le da inseguridad, y pedirle algo también.
Otro trozo de queso, otro trozo de pan.
Buba termina y limpia la mesa, se sienta en el sillón al lado de ella, cierra los ojos y espera un segundo, Yeny se levanta sin abrir los ojos, se baja los pantalones y se saca la camisa quedando completamente desnuda, Buba la ve y en seguida tiene una erección, ella mueve la pelvis hacia adelante y abre las piernas. Buba la ve y se masturba, acaba en unos segundos, cierra los ojos y Yeny vuelve a vestirse. Buba sabe que es una buena chica, se lava las manos, y se sienta de nuevo en la mesa. No sabe qué más hacer. Ayer arregló la tapita del cosito ese para guardar las galletas, hoy no hay nada roto.
- Qué sentido tiene, por qué no puedo estar conectado, cuál sería la diferencia, acá estoy hablando solo, conectado me escucharía.
Buba se queda pensando en la soledad. Después de un rato, decide salir.
- Caminar, sí, caminar.
Sale del edificio y se va camino al parque. Últimamente le gusta mucho el parque. Hay niños corriendo, amigos jugando a la pelota, personas con sus perros. Buba a veces piensa en comprar un perro, pero la responsabilidad lo paraliza, un par de veces hasta ha entrado a las tiendas de mascotas, los levanta, los huele, pregunta precios, ve los distintos tipos de comida, calcula dónde pondría el plato en su casa, dónde la cucha, una vez hizo lista de nombres, anotó siete posibles nombres, tres de macho y cuatro de hembra, pero después, nada. Le han dicho que los perros pueden vivir hasta quince años, y siempre piensa lo mismo, quince años es mucho tiempo, mucha responsabilidad, y se va a morir después, lo voy a cuidar quince años para que se me muera, esa idea lo entristece.
Se sienta en un banco.
El día está radiante, hace calor pero no es abrumador, la contaminación se ha despejado junto con las nubes y se puede ver el cielo. Piensa en Yeny, en lo hermosa que es Yeny, piensa en su cabello castaño, sus ojos verdes, su piel blanca, nunca comprendió por qué se había mudado con él, por qué lo amaba. Buba le pide una conexión al banco y la llama.
- ¿Yeny?
- Sí Buba. ¿Estás en el baño?
- No, salí, estoy en el parque, caminé hasta acá, el día está radiante, no quieres venir, quiero estar contigo acá, sentados, viendo a la gente y a los perros, los árboles, podemos alquilar unas paletas o un frisbee.
- No sé Buba, vamos a tardar mucho.
- No importa, ven, tenemos que aprovechar este día, tenemos que aprovechar el sol, adentro está todo igual y va a seguir estando, no va a cambiar, todo va a quedar ahí, todo ya está ahí, da lo mismo, el dato es el dato y va a seguir estando por siempre, pero esto no, esto está acá ahora y desaparece para siempre, ven.
- A veces hablas tan lindo.
- A veces quiero salir, eso es todo. Ven conmigo, disfrutemos del sol, yo quiero caminar un poco más, te busco, bajas y venimos caminando hasta acá.
- Bueno Buba.
- Gracias Yen, te llamo cuando esté abajo.
- Te espero.