Alfa.



Estar en su cuarto era como estar adentro de un parlante de esos que venden en las estaciones de trenes, esos que tienen luces led y cambian constantemente con cada canción. Frente a su ventana una pantalla gigante de publicidad, no paraba de cambiar anuncios, todos de diferentes colores e irritablemente brillantes, y sus cortinas livianas no lograban detener el bombardeo de fotones. Al lado de la pantalla, una iglesia evangelista gigante, que no era más que un galpón, de unos veinte de frente por cien de largo, cubierto de mármol ostentaba en letras plateadas la palabra Jesucristo, en Times New Roman, todas mayúsculas. Asomarse por esa ventana era mirar al centro mismo del vacío existencial. Iglesia y publicidad, y todo entrando, junto con el ruido de la ciudad, en el lugar de descanso. Me era imposible comprender cómo un ser humano podía descansar en esas condiciones. Pero ella no era un ser humano normal. Su trabajo exigía, demandaba, energía de tal manera, que no importaba en qué condiciones se encontrara al final de la jornada, su cuerpo se apagaría. Era tremendamente fuerte, pero toda fuerza tiene un límite. Nos habíamos conocido en la cafetería de la base. Ella era la doctora de guardia y atendía a empleados y familiares, incluidas emergencias, y yo trabajaba como mecánico de motores. Por ese entonces teníamos bastantes problemas, los pilotos caían constantemente, no era nuestra culpa, los ingenieros insistían en planes ridículos y tamaños estúpidos, no sabían nada, nada de lo que proponían podía funcionar, ya con ver los planos lo sabíamos, pero la corporación, en ese entonces, insistía en escucharlos. Bueno como iba diciendo nos conocimos en la cafetería, yo por suerte nunca había tenido que ir a verla, es más, ni registraba su existencia, cuando la vi, sentí que era de las mujeres más hermosas que había visto, a tal nivel me sorprendió que no pude esconder lo que sentía, y la frase, me pareces la mujer más hermosa que he visto en mi vida, sonó tan real cuando la dije, y se sintió tan profundo, que supe que todo sería diferente con ella. Hasta el día de hoy ignoro si ella me creyó o no, siempre imagino que las mujeres están acostumbradas a que les digan cosas de ese tipo, así que no prestan mucha atención. Salimos. Me encantó. Pero no fue mutuo. Fui incapaz de comprender lo que ocurría, aunque en el taller la decisión entre los compañeros fue unánime, yo no era un macho alfa. Podía construir un motor que volara a la Temosfera, pero no salvaba vidas me decían, me bromeaban, el viejo lobo, el más acido y frío de todos, amigo esto es corto, decía, claro como era el agua, esa mujer no ve nada en ti. Lo recuerdo como si fuera ayer, ella acostada en la cama, y yo parado frente a esa ventana, viendo como la palabra Jesucristo mutaba en colores, acá tenemos una sociedad que puede compactar un reactor nuclear, y todavía si hiciste la cena o ganas más o menos dinero, te colocas en una posición primitiva, básica. Monos jugando en el espacio. Yo estaba ahí pensando en eso, en el cariño, en la belleza, en no querer jugar, en dejar que mi humanidad viviera un poco más, en que las reglas no eran claras, en que el dinero era la fuerza, en que simplemente algunas cosas no tienen que ser, en la incógnita del otro, en la debilidad de mostrarse, ella se despertó, me miró y me dijo, tengo que ir a trabajar, se paró, entró al baño y salió vestida, fuimos a la cocina y nos preparamos un café, mientras salíamos del departamento caí en cuenta que no me había tocado, y supe que jamás lo haría de nuevo. Te cuento esto porque hoy la volví a ver, yo me fui pronto de la base, los mecánicos nos dimos cuentas que los que sabíamos éramos nosotros y nos fuimos a hacer lo que hicimos, los resultados son conocidos, y ella perdió todo interés, sin la excusa de cruzarnos en el comedor no había alimento para la relación. Hoy cuando la vi me seguía pareciendo una de las mujeres más hermosas que he conocido, el placer de tocarla, de su compañía, la sensación exquisita de sentir su inteligencia todavía están presentes en mi. Y pienso en eso, en ese cuarto, en el vacío, en la atracción, en el juego, en lo que verdaderamente importa, en qué como monos decidimos entrenar y qué dejamos que sea salvaje. Pienso en la evolución selectiva que llevamos a cabo todos los días.




Emuná.

Lectura de los tres principios de la Fe:

1) Todo proviene de una única fuente, que lo incluye todo. Lo que fue, lo que será, lo que es.
2) Todo lo que pasa, pasa por la división de esa fuente, como la fuente incluye todo, la división es aparente, y tiene un propósito. Tiene un propósito porque si está incluido en un todo tiene un lugar y un tiempo determinado, todo lo que tenga un lugar y un tiempo determinado está unido a otras cosas, si todo está unido, todo tiene un propósito, tiene una función, es necesario.
3) Como experimentador tengo que encontrar el propósito. Parto de que lo único claro que tengo es que puedo experimentar, por lo tanto debo experimentar, y mi propósito es hacerlo. Tengo que descubrir el por qué.

Almas gemelas.

- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...