que el amor;
y
su
cantidad
infinita
de
definiciones
ambiguas.
O
que el odio;
y
su
unidireccional
sentido
de
justicia
destructiva.
Es
la
cocina,
con
su
capacidad
de
cambiar
lo
que
somos,
pasa,
y
pasará,
la
que
nos
hace
más
distintos
a
los
otros
animales.