Para mi fue así.

Nada de Adan y Eva. La verdad es esta:


- Bueno mira, tu eres el Caos, ya bastante difícil la tengo con que te quedes quieto mientras te hablo, así que la voy a hacer corta.
- Ya es bastante larga.
- Escucha, tenemos que hacer algo. Algo juntos, un proyecto.
- Imposible. Tu eres muy estructurado, a mi me gusta trabajar espontáneamente, con sentido, pero con libertad. A ti esa no te va.
- Un poco de libertad me gusta.
- No, contigo es todo en su santo lugar en su santo tiempo.
- Y bueno contigo nada se termina.
- Ves, aquí ya pinta una pelea, me gustaría, pero no podemos trabajar juntos.
- Un proyecto, uno más, para probar.
- Tu quieres meter la cuchara en todo, déjame tranquilo, tu lo que quieres es decir que hasta conmigo te metiste, el gran Señor tiene que trabajar con todos.
- Mira, no te miento, es así, todavía no trabajé con el gran Caos, dame una chance. Un proyecto chico, dame el gusto, a ti también te sirve decir que trabajaste conmigo.
- No sé. Qué querías hacer.
- Así me gusta. Y no sé. Algo chico.
- Mira, te digo la verdad, a mí me gusta lo que hiciste por aquel lado.
- Yo sabía que eso te había llamado la atención, ese sistemita, siempre te vi dando vueltas por ahí, en especial por el tercer planeta.
- Y sí, la verdad es que ese te salió bien, me gusta la simpleza, todo ordenadito, dando vueltas alrededor de esa cosa caliente, está bueno eso, me dieron ganas de desordenártelo todo.
- Eso si que no, sabes que cuando me molesto...
- Si ya sé la ira del Señor, todo eso, pero bueno si quieres hacemos algo ahí.
- Bueno Caos y qué quieres hacer.
- Algo vivo.
- Seguro.
- Algo grande.
- No, pequeño, ya hice muchas cosas grandes por el otro lado, quiero cambiar un poco.
- Bueno, mira, no empecemos a pelear, hagamos así tu haces tu parte y yo hago la mía.
- Bueno, me gusta, paso a paso.
- Tu eres el gran Señor, anda primero, te van bien las formas, los colores, todo eso, yo soy caos, me va bien la diversión.
- ¿Diversión?
- Si, diversión.
- Cuidado no se te valla la mano.
- Tu has lo tuyo y listo.
- Bueno ahí va, qué te parece.
- Rápido.
- Dale dime.
- Bien, pero… los va a hacer todos iguales.
- No. Pongo unos por acá otros por allá, y con el tiempo ellos se van cambiando solitos.
- Bueno, ahora yo hago lo mío.
- Pero que haces?!
- Lo mío.
- Pero, pero, se van a romper todos.
- Y bueno, yo te dije que lo mío era diversión.
- Me parece que es más destrucción.
- No te gusta cómo le queda.
- Me gusta, pero, va a ser para problemas.
- Y bueno. Tú querías trabajar conmigo, la cosa es así.
- Bueno, mal no queda. Cómo se llama eso.
- No tiene nombre.
- Y qué hace?
- Lo que ellos quieran.
- Pero si como son no pueden hacer lo que quieran.
- Ah, no te dije que iba a ser divertido.
- Eres malo Caos.
- Miremos un rato, te digo que acá va a pasar de todo.
- Dale miremos, divertido va a ser.
- Divertidísimo.
- Le ponemos nombre.
- No, deja, estos tienen pinta de que van a nombrar todo ellos solitos.
- Yo digo que esos de ahí se revientan primero.
- Apostamos.
- Dale.

Mario Levrero.

22 de Diciembre de 1989.

Aquello que hay en mí, que no soy yo, y que busco.
Aquello que hay en mí, y que a veces pienso que
También soy yo, y no encuentro.
Aquello que aparece porque sí, brilla un instante y luego
se va por años
y años.
Aquello que yo también olvido.
Aquello
próximo al amor, que no es exactamente amor;
que podría confundirse con la libertad,
con la verdad
con la absoluta identidad del ser
-y que no puede, sin embargo, ser contenido en palabras
pensado en conceptos
no puede ser siquiera recordado como es.

Es lo que es, y no es mío, y a veces está en mío
(muy pocas veces); y cuando está,
se acuerda de sí mismo
lo recuerdo y lo pienso y lo conozco.
Es inútil buscarlo, cuanto más se lo busca
más remoto parece, más se esconde.
Es preciso olvidarlo por completo,
llegar casi al suicidio
(porque sin ello la ida no vale)
(porque los que no conocieron aquello creen que la vida no vale)
(por eso el mundo rechina cuando gira)
Éste es mi mal, y mi razón de ser.
˟

He visto a Dios
cruzar por la mirada de una puta
hacerme señas con las antenas de una hormiga
hacerse vino en un racimo de uvas olvidado en la parra
visitarme en un sueño con el aspecto repulsivo de una babosa gigantesca;
he visto a Dios en un rayo de sol que oblicuamente animaba
la tarde;
en el buzo vileta de mi amante después de una tormenta;
en la luz roja de un semáforo
en una abeja que libaba empecinadamente de una florecita
miserable, mustia y pisoteada, en la plaza Congreso;
he visto a Dios incluso en la iglesia.

Mario Levrero.

El portador de la luz.

Un ser dichoso y eterno no sufre males o los lleva a otros seres; de ahí que esté libre de movimientos de cólera y simpatía, porque cada movimiento de esa clase implica una debilidad.

Diogenes Laercio.

Almas gemelas.

- ¿Existen las almas gemelas? - Si. - ¿Cómo se encuentran? - No se encuentran, se reconocen. - ¿Cómo se reconocen? - Cuando dejas de mi...